Unos 35 productores lecheros de Biobío, Osorno y Llanquihue iniciarán, bajo el alero de Aproleche, acciones judiciales que les permitan recuperar parte de los más de $1.200 millones adeudados por las empresas Agropecuaria Golfo de Arauco y Distribuidora Fundo Boyén, que elabora los quesos bajo esta misma marca, propiedad de Carlos Olave Garrido, quien solicitó la quiebra de la empresa ante el juzgado civil de Chillán hace unos 15 días, como él mismo confirmó.
La situación se arrastra desde octubre del año pasado y los lecheros no actuaron antes porque confiaron en la palabra del empresario, que les pidió no hacerlo para no entrabar las negociaciones con los bancos, cuestión que a la luz de los hechos, fue solo una estrategia para ganar tiempo y solicitar la quiebra, según denuncian los afectados.
Darío Arévalo, presidente de la Asociación de Productores de Leche -Aproleche Biobío- afirmó que los afectados son unos 15 productores de Biobío y entre 15 y 20, de Los Lagos. Eso sin contar lo que debe a otros proveedores y empresas como Manuca, una neocelandesa y Futurolac, ambas del sur.
De acuerdo con Arévalo, hasta septiembre de 2016 Olave estaba al día en los pagos y ya en octubre les informó que estaba complicado y renegociando con los bancos. "Nos mantuvo con esa historia hasta mediados de noviembre. El día 12 de ese mes nos dijo que sencillamente no tenía plata y que viéramos qué hacer con la leche".
El día 15 los lecheros salieron a buscar otros compradores siendo acogidos por Nestlé, Watts y Soprole, acá y en el sur, aunque a un precio algo inferior al que les pagaba Olave, que era el valor promedio de la industria más $10, es decir $235. "Pero ahora tenemos un pago estable y seguro", sostiene Arévalo.
Pasaban las semanas y ante la insistencia de los productores por el pago, Olave les reiteró que no entablaran acciones judiciales porque estaba vendiendo su empresa. "Hasta el 24 de febrero todavía decía que pagaba. Luego nos encontramos con que en esos mismos días ya estaba solicitando la quiebra. O sea nos mintió para ganar tiempo y preparar su quiebra y hoy no tenemos cómo recuperarnos y cumplir con nuestros compromisos financieros. Hoy, la empresa no tiene ningún activo a su nombre".
"Lo que lamentamos es cómo nos vimos expuestos a vender nuestra leche a un hombre tan inescrupuloso que se jactó de ser un empresario exitoso y se aprovechó de la buena fe de los productores".
Es que durante estos meses, con toda la leche que no pagó la procesó y siguió elaborando quesos no solo en la planta de Chillán, sino además en una arrendada en el sur a Lácteos Frutillar, afirma Darío Arévalo. "Olave hoy compra queso a otras empresas y lo sigue colocando en su cadena de distribución. Le estaba procesando queso a La Vaquita propiedad de Mauricio Tobar que la acaba de vender a Parmalat. Así es que él hace caja. Dio por quebrada la Agropecuaria Golfo de Arauco, pero sigue trabajando impunemente bajo los otros nombres comerciales que tiene, y tal como está hoy la legislación le permite hacer todas estas cosas".
merma en los ingresos
Arévalo quien es además vicepresidente de Fedeleche, detalla que los 75 días de leche impaga ( dos meses y medio de producción) significan la utilidad de dos años para un productor lechero. Ahora, la única posibilidad que tienen es recuperar el IVA.
"Este forado en nuestros ingresos nos tiene muy complicados. Tendremos que entrar a refinanciar con bancos y proveedores".
Explica que para la ley de quiebras el primer acreedor es el banco, luego los empleados, los impuestos. "después venimos los "balísticos" que seríamos nosotros los productores y los proveedores".
Sin embargo, a los bancos no les debe plata, según señala el dirigente cuestión que Olave desmiente tajantemente, señalando que tiene compromisos con los bancos BCI, Banco Chile y BancoEstado, que totalizan unos $6.000 millones.
El empresario acusa que "manos negras" habrían actuado para debilitar su emprendimiento que logró cumplir 10 años en la capital de Ñuble. "Las grandes empresas comenzaron a sacar el queso a un 25% más barato que el mío".
Dijo que a partir de octubre la venta empezó a caer hasta 37% en la calle, por un sobrestock de 20% en el mercado nacional. Eso sumado al alza del dólar que elevó el precio de insumos y problemas de capital de trabajo ya no les permitía comprar más de 51 mil litros diarios. "Con eso no llegábamos al punto de equilibrio para pagar las deudas, lo que nos generó un sobreendeudamiento que nos obligó a la cesación"
Las empresas están a la espera de la tramitación respectiva para que la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento nombre un liquidador que finiquite los activos de ambas firmas y pague a los proveedores.
Como empresa Carlos Olave dice que tiene una deuda de $10.100 millones y como empresario asegura que perderá unos $4.600 millones.
Consultado cómo lo hará para responder a esas deudas, afirma que con ese fin se presentó la quiebra. Para que con el patrimonio de la compañía se puedan pagar parte de lo adeudado.
-Sí. En general al mundo lechero se le debe, pero nuestra empresa siempre les pagó un 25% más que el mercado.
- ¿?
-La planta la cerré este jueves.
- ¿
-Volver a la actividad pesquera que era lo sabía hacer más o menos bien. A pesar de las buenas voluntades de muchas personas no se pudo dar continuidad a este proyecto. El Estado tampoco apoya se dejan 160 personas cesantes.
La intención nunca fue no pagar pero llegó un momento en que ya no se podía Yo perdí todo. Pero que le vamos a hacer. Se cerró la historia no más, concluye.