Actualmente, muchas personas están eligiendo departamentos para vivir, los cuales, en algunas ocasiones, no tienen mucho espacio como para tener una huerta o un jardín. Quizás el balcón puede ser una opción para ello, pero no siempre son amplios.
Ante ese escenario, a la titulada de Nutrición de la Universidad del Desarrollo, María Jesús Torres, le venía dando vueltas hace un buen tiempo la idea de hacer pequeñas huertas, sobre todo porque en el campo que tiene su madre en Cañete cuentan con variedades como tomate cherry, orégano, ciboulette, tomillo, albahaca, ruda, ají verde, cacho cabra, stevia y menta, entre otras cosas.
"Probé en una caja y salió albahaca tomillo y ciboulette. Todo esto está en la huerta que tiene mi mamá en su Fundo Santa Isabel del sector Peleco, en Cañete. Por eso le pusimos a este emprendimiento 'La Huerta de Anita'", contó.
TODO ELLAS
Ana María Otondo, madre de la joven profesional, que ha estado toda su vida ligada al campo, señaló que su hija quiso hacer esto mientras encontraba trabajo. Cuando su hija le planteó la idea en noviembre del año pasado, le encantó, porque adora el trabajo con la tierra y estas especies, en particular.
En un inicio probaron en una caja más sencilla, con un material muy delgado y que se humedecía mucho. Con la práctica fueron cambiando el recipiente hasta llegar a uno más sólido de pino, cuyas dimensiones son de 22 centímetros de largo, 7 de alto y 15 de ancho. Además, poseen tres agujeros en la base.
Ellas mismas armaron los recipientes, algo que siguen haciendo. Luego los pintaron blancos y las primeras especies a las que apostaron, más por un gusto de María Jesús, fueron la albahaca y el ciboulette. Luego comenzaron a plantar otras y cambiar los tonos, como naranjo, verde pistacho, celeste o amarillo.
Otro punto fue que como el cajón es pequeño, no pueden plantar cualquier especie, según explica la emprendedora, sino que se deben ser pequeñas. "Son productos más de aliño", remarcó.
Los primeros clientes de la nutricionista, pese a que ya había salido de la universidad, fueron sus ex compañeros y luego vino la oferta por medio de Facebook. Durante el verano participaron de dos ferias en Cañete, donde se dieron a conocer mayormente.
"Cañete fue solo para mostrar algo, porque en realidad estos productos se dan mucho ahí y la gente tiene espacio para tener sus huertas. Nuestra apuesta es más para la ciudad, para lugares que son estrechos. Además, son ideales para regalos", apuntó. En este aspecto, mucha de la gente que encarga es para obsequio, como por ejemplo, para matrimonios.
Entre los más solicitados, por ahora, está la albahaca y ciboulette, que a juicio de la profesional se ha ido convirtiendo en un clásico; es la mezcla perfecta. De cerca está la stevia, un endulzante natural que ha ido ganando adeptos con el tiempo.
Por lo general, explicaron ambas, por espacio hay variedades, principalmente las de condimento, que ena un caja puede ir de a dos, pero las que dan fruto, como el tomate cherry, el ají cacho cabra y el verde, al igual que la menta y la ruda, se deja en una sola.
VOLVER A LA ESENCIA
Ana María dijo que por ahora se están enfocando en productos pequeños, aunque en mayo pretende agregar el romero, pues ya tiene claro cómo sacar patillas para el tipo de recipiente que elaboran. El objetivo, agregó su hija, es que sean solo elementos relacionados con la cocina, pues la idea es que mientras se está preparando alimento, el aliño esté a la mano. "En el fondo es un volver a la esencia, a lo natural", afirmó la joven.
Por ahora, María Jesús hace entregas en el Gran Concepción o también en venta directa en su domicilio. El despacho es complicado por ahora, porque es un producto delicado, que puede llegar deteriorado al destino.
Las especies pueden durar todo el año manteniendo los cuidados propios, como nutrirlas con agua, que les llegue el sol, no exponerlas a la lluvia ni al viento, porque la caja no va resistir esas condiciones. El propósito es que estén en una logia, balcón o en un lugar protegido.