Jovenel Moise se convirtió ayer en el Presidente número 58 de Haití, país que enfrenta una grave crisis política y humanitaria.

Moise tiene 48 años, es un empresario del rubro agrícola, específicamente del plátano, que triunfó en las elecciones en su primera incursión en la política. El Mandatario es casado y tiene tres hijos, tiene un origen humilde ligado estrechamente con el campo, lugar donde creció con su familia.

Hijo de un mecánico/agricultor y con una madre costurera, Moise emigró a Puerto Príncipe en 1974 para poder estudiar e ingresar a la Facultad de Ciencias en la Universidad Quisqueya, conocimientos que le permitieron realizar proyectos más adelante en su vida.

Animado por el éxito de su primera compañía Jomar Auto Parts, dedicada al mundo del automóvil, y su entusiasmo por el campo, creó posteriormente un proyecto agrícola de plantación de plátanos orgánicos, que generó más de tres mil puestos de trabajo directos y más de 10 mil indirectos.

Sus inicios fueron la base para su campaña electoral, los cuales dieron como resultado su eslogan "Nèg Bannann Nan" ("El hombre banana"). "Soy alguien del campo (...) tenemos un país con tremendo potencial y tenemos grandes ideas para transformar este país", reiteró en la campaña electoral Moise.

El actual líder político de Haití, llegó a la política de la mano del ex Presidente Michel Martelly, quien lo designó en 2015 como candidato a la Presidencia por el PHTK, el partido que él fundó. El empresario logró el 56% de los votos en las últimas elecciones, ganando en primera vuelta.

Es partidario de la innovación en sectores clave para lograr la prosperidad de Haití y ofreció en su campaña cambiar el rumbo del país.

El Presidente ruso, Vladimir Putin, promulgó una ley que despenaliza la violencia doméstica, siempre que el agresor no sea reincidente, proyecto que ha sido muy criticado por los activistas de derechos humanos.

Según la nueva ley, las agresiones que causen dolor físico, pero no lesiones, y dejen moretones, arañazos o heridas superficiales a la víctima no serán consideradas un delito, sino falta administrativa.

En estos casos el responsable deberá pagar multa de US$ 500, arresto administrativo por un plazo de quince días y tres meses de servicios sociales. Sólo cuando el agresor vuelva a golpear al mismo familiar en el plazo de un año podrá ser procesado por la vía penal y castigado con cárcel, siempre y cuando el agredido logre demostrar los hechos, porque la Justicia no actuará de oficio en estos casos. Los autores de la iniciativa -dos diputadas y dos senadoras de Rusia Unida, el partido del Kremlin- argumentan que sólo quieren despenalizar las palizas que no ocasionen daño a la salud de las víctimas.

Una de ellas, Olga Batalina, afirma que es suficiente un castigo administrativo cuando el agresor no tiene intención de "infringir daño" a la víctima.

Putin, creyente confeso y abanderado de los valores tradicionales, es conocido por sus frases machistas.