En el sector La Quebrada, a cuatro kilómetros de Portezuelo, Celeste Carrasco vive con su cuñada, su esposo y su suegra. Hace cuatro días se iniciaron los incendios en su sector, por lo que desde la noche del jueves que no logra conciliar un sueño reparador. Está cansada, dice, y asegura que "es más por la tensión que por el trabajo físico".
Y precisamente la noche del domingo había sido hasta ayer la más intensa en la comuna, ya que incluso obligó la evacuación de 30 familias de la zona rural hasta el centro de la ciudad, mientras que otros tomaron rumbo hacia las casas de familiares en otros sectores o Chillán.
Hasta ayer pasado el mediodía aún quedaban algunos brotes en el bosque detrás de la casa de Celeste, por lo que dos brigadas de Bomberos pertenecientes a la tercera y cuarta compañía de Chillán estaban realizando labores de limpieza y apagado del fuego.
LA QUEBRADA
Como su nombre lo dice, el sector de La Quebrada está lleno de imperfecciones en el terreno, lo que ha dificultado la acción de bomberos "sobre todo por las noches, cuando la emergencia es más intensa, tenemos menos visibilidad lo que nos complica ingresar y el viento aviva más las llamas", explicó el capitán de la Cuarta Compañía de Bomberos de Chillán, Hugo Leiva.
Tras haber logrado el control de los focos, bomberos regresó hasta la casa de Celeste, donde fueron recibidos por voluntarios anónimos quienes desde Hualpén llegaron con colaciones y almuerzos para los brigadistas.
A pesar de estar mucho más tranquila después de ver desaparecer la columna de humo detrás de su casa, Celeste confesó que continuará durmiendo vestida, sentada y con zapatos lista, para correr si ve que las llamas amenazan su casa una vez más, como la otra noche.
Tan grave fue la emergencia la noche anterior, que incluso el avión Ilyushin IL-76 descargó agua para intentar sofocar definitivamente el incendio.
Desde la visión de Bomberos de la zona, los aviones sirvieron, sin embargo, prefieren el trabajo de los helicópteros o avionetas que, a pesar de que descargan menos agua, lo pueden hacer con una frecuencia mucho más corta a la de los aviones extranjeros y con mayor precisión, ya que vuelan a menor altura.
UNA NOCHE CAÓTICA
Para algunos la noche del domingo no tiene descripción, "porque no hay palabras, no se me ocurre cómo describir todo lo que vi", precisó Elba Ríos, quien desde hace dos semanas llegó desde Santiago para alojarse en casa de familiares.
En cambio otros, se aventuran con una descripción lúgubre, con un cielo pintado de negro y con llamas que escalaban por los árboles produciendo un ruido que a muchos incluso les haría recordar a las olas del mar entrando a las costas de nuestro país en 2010.
"El ruido era como de mar, había mucho fuego, sonaba como un tsunami", precisó Celeste.
Por su parte, el alcalde de la comuna, René Schuffeneger, manifestó su pesar por la tragedia y reconoció que "hay mucho que hacer, se producen brotes a cada momento y está siempre el temor de que se puedan perder vidas o el patrimonio de las personas, entonces eso duele un poco".
Hasta ayer, el megaincendio que afecta a la Región desde la semana pasada, ya había consumido en Portezuelo siete casas, dejando a unas 35 personas sin hogar, según el catastro que ha realizado la municipalidad. "Esperamos que la situación se controle un poco más para poder comenzar a aplicar las fechas correspondiente para que la gente pueda optar a los subsidios que está entregando el Estado", precisó Schuffeneger.