Compleja cirugía permite destrabar mandíbula a paciente de Talcahuano
"Como a los tres meses y medio después de que nació Paula, empecé a notar que su boca se empezó a ir para adentro y no la abría como antes. Yo era mamá primeriza, llena de temores, pero algo me decía que en ella había algo anormal".
Con esa duda, Ximena Carrasco Henríquez, la mamá de Paula Riquelme Carrasco, consultó al médico Carlos Gazabatt Acuña, quien confirmó sus sospechas: por causas que se desconocen, la niña sufrió una anquilosis de la articulación temporomandibular, que trabó su mandíbula impidiendo que ésta funcionara con normalidad.
El jefe de la unidad de Odontología y Cirugía Maxilofacial del Hospital Regional, Ricardo Puentes Palma, explicó que el caso de Paula es uno entre cientos. "La causa de esto podría ser congénita o adquirida. En relación a lo último, hay muchos factores que podrían intervenir, por ejemplo, una fractura en la zona mandibular producto de un traumatismo en donde el sangrado se haya osificado y convertido en tejido óseo", describió Puentes Palma.
Otras de las causas dicen relación con infecciones adquiridas durante el parto o que hayan ingresado al hueso a través del oído.
Hoy, con 23 años de edad y con al menos siete cirugías a cuestas, la vida de Paula evolucionó desde el consumo de alimentos con bombilla a ingerir sólidos e incluso poder verse los dientes y la lengua por primera vez en su vida.
Todo gracias a una particular intervención que se realizó en el Hospital Regional, que contó con la ayuda de médicos españoles expertos en este tipo de cirugías.
OPERACIONES
Las primeras intervenciones en la cavidad maxilofacial de Paula ocurrieron cuando era niña y estuvieron enfocadas a eliminar el exceso de tejido óseo en la mandíbula. Pero, como ella todavía estaba en etapa de crecimiento, las operaciones sufrieron varios reveses, porque la osificación continuaba.
Hace 10 años comenzaron a observar los primeros resultados, cuando se le practicó una intervención que extendió su mandíbula, mejorando así su modulación y la capacidad de abrir un poco más la boca.
Para realizar el último procedimiento en la mandíbula de Paula fue necesario contactarse con dos médicos españoles, para así asegurar el éxito de la operación. Se trata de Francisco Rodríguez Campo y Mario Muñoz Guerra, quienes gracias a las gestiones realizadas por Jorge Beltrán llegaron hasta Concepción a principios de mes para dar curso a la operación.
La intervención, que duró cerca de cuatro horas y en la que también participaron los médicos chilenos, consistió en colocar dos implantes de titanio en las articulaciones de la mandíbula para facilitar al cuerpo el movimiento natural de éstas.
Para poder obtener los implantes, las gestiones que realizó el Gazabatt fueron cruciales. "Él se contactó con el Ministerio de Salud para conseguir recursos para la compra de las prótesis, que no son baratas, y gracias a una licitación que tenemos con una empresa, logramos que pudieran adquirirlas y realizar la operación", contó el jefe de la unidad de Odontología y Cirugía Maxilofacial del hospital.
Sin embargo, Gazabatt, quien estuvo presente durante todo el proceso de Paula, falleció meses antes de realizar la operación.
Con notable emoción en sus ojos, la madre de Paula relató que "yo sé que él tenía muchas ganas de lograr esto. Recuerdo cuando hace dos años estábamos listos para realizar la operación, pero el mismo día de la cirugía el doctor me dice que Paula no se va a operar. Me sentí pésimo. Ahí me confesó que él nunca había puesto estas placas. Tras pedirle explicaciones, el doctor sólo se limitó a contestarle que él quería hacer lo mejor. Ahí me di cuenta de que las cosas pasan por algo".
NUEVA VIDA
Ximena, la mamá, confesó que "estos días después de la operación han sido de novedades y mucha ansiedad". Tras la última intervención, Paula pudo ver por primera vez que habían más dientes en su boca además de los delanteros, lo que también ahora supone un gran desafío para lavarlos, ya que antes sólo estaba acostumbrada a limpiar los de adelante, que era lo que su anatomía le permitía.
Pero una de las sorpresas más grandes fue cuando pudo sacar la lengua. Entre bromas, su madre confiesa que ahora el desafío es lograr que pueda tomar helado en barquillo sin que sea necesario utilizar cucharas, y agrega "hoy siento una tranquilidad enorme porque las cosas se dieron bien".
A pesar de las dificultades para comer, respirar (por que al no poder abrir la boca su lengua obstruía el paso del aire, provocándole apneas), o hablar con normalidad, Paula siempre quiso salir adelante pese a que en varias oportunidades sintió el peso de la vanidad.
"Yo no soy mucho de acercarme y hablar con la gente, me da vergüenza porque tengo los dientes chuecos, pero a pesar de eso nunca nadie me discriminó", detalló.
RECUPERACIÓN
Hoy, a tres semanas de su operación, ya está comiendo con más normalidad, no se ahoga y está feliz. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer y ella lo sabe. Debe asistir a terapias kinesiológicas para ejercitar la musculatura de sus mandíbulas y, si ella quiere, someterse a nuevas cirugías que mejoren su aspecto y le permitan, al mismo tiempo, mejorar su calidad de vida.
A pesar de todo, Paula nunca ha dejado de sonreír.