Lo primero que llama la atención de Marianne Inzunza Darmendrail es la claridad con que expresa sus ideas, gustos y anhelos. También sus preferencias de vida, aspecto que no esconde un gran sentido humanitario.
Uno, además, de carácter natural. Para Marianne colaborar en causas que buscan hacerle un bien al otro están siempre en la primera línea de sus preferencias.
Por eso, fue ella misma quien le planteó a su padre, el músico Jorge Inzunza (violinista de la Orquesta Sinfónica UdeC); la posibilidad de cantar en la visita solidaria que organizaba con 14 integrantes de la Orquesta de Estudiantes de la UdeC. Su idea era intervenir con música la sección de Oncología Infantil del Hospital Regional Guillermo Grant Benavente. Pero no más de 15 minutos.
La voz de Marianne, sin embargo, no necesitó ese tiempo, para emocionar a los presentes en el lugar, la mañana del martes.
Bastaron los 3 minutos de "Noche de paz", para que emergiera esa peculiar emoción que sólo produce la música, transparentaron en lágrimas y alientos.
También en los aplausos recibidos espontáneamente por los presentes. Y aunque los niños con sólo meses de vida no lo expresaron de la misma forma, los más grandes (hasta 13 años) lo hicieron con vítores y sonrisas.
"Fue bonito, pero fuerte a la vez. Sinceramente, me marcó mucho ver a niños tan chicos sufriendo tanto. Finalmente, sirve para valorar lo importante (...) Nos hacemos problema por cosas tan chicas, a veces, y te encuentras con estos pequeños súper fuertes y que te regalan una sonrisa", comenta esta odontóloga de 27 años, a quien todas las tardes se la encuentra compartiendo su profesión -estudió la carrera en la UdeC titulándose en 2014- en el Cesfam de Talcahuano.
LO QUE IMPORTA
De cuna valdiviana, Marianne se instala junto a su familia en Concepción con apenas 9 meses. Ello, por el trabajo de su padre en la Sinfónica. "Pero la verdad mi corazón pertenece a Valdivia", dice, quien siente que en Concepción se vive según el ritmo de las ciudades grandes. "Acá tienden a ser más como en Santiago. En Valdivia todavía se dan esas cosas de pueblo chico. En esta ciudad todo es más acelerado, pero también hay más posibilidades sin necesidad de irse a Santiago", señala.
Por lo mismo, apunta, no descarta dedicarse a la música (lo está pensando como posibilidad en 2017). Buscar y darse el tiempo para desarrollar la que dice es su gran pasión.
- La música.
Quizás ese cambio responde a su aplaudida participación el año pasado en el concierto de Navidad de la Orquesta Sinfónica. Allí sorprendió a los presentes con su interpretación de "Santa Claus is coming to town" y "Un mundo ideal" ("Aladino").
"Eso fue un click súper potente. Anteriormente había participado en algunos conjuntos de estudiantes, pero nunca en algo tan formal", apunta recordando aquella participación en el montaje "Cascanueces cascarabias".
- Así es, estuve un año ahí, pero lo tuve que dejar por tiempo, porque en cuarto partía la parte clínica en mi carrera (trabajo con pacientes). Y me dio mucha lata delarla, porque era algo que siempre había querido hacer, cantante de una big band.
- ¡Sí! Pero debería ser un tema permanente, y no sólo en Navidad, sino que en distintas épocas del año. Personalmente, tengo la intención de repetirlo, y creo que el resto también acompañará.
- Así es. Pienso que una buena forma de distraer a los niños es con mi canto. Y si es sola igual iré. La idea ahora es concretarlo y que no se quede en las intenciones.
- Claro. En este caso, vamos a participar en una iniciativa organizada por l Agrupación de Ciclistas Solidarios de Talcahuano (a partir de las 17 horas, en el sector La Poza). Hace como una semana contactaron al grupo (la Orquesta de Estudiantes UdeC) para estar presente en esta actividad relacionada con la gente en situación dde calle. Aquí también voy a cantar, lo que me encanta, porque con tan poco puedes lograr grandes efectos. Y la música siempre es bienvenida.