Fueron sólo dos jornadas, pero intensas las que tuvieron los 55 expositores, que participaron en la muestra regional "Maestras de artesanas", inaugurada con el guitarreo de la ganadora 2016 del premio Margot Loyola, Patricia Chavarría, acompañada de la cantautora local Claudia Melgarejo.
En el marco celebratorio del "Día nacional del artesano", la Plaza de la Independencia recibió creadores de diferentes puntos de la Región. La idea de fondo de los organizadores (Crca) era promover y fortalecer el conocimiento de quienes realizan distintas disciplinas como: textilería, trabajo en madera, alfarería, cerámica, cestería, vidrio y trabajo con huesos, entre otras materias. De este modo, acotan, se reconoce su valor artístico, cultural y riqueza patrimonial.
En general, el trabajo del artesano es muy bien valorado, ya que crea obras únicas utilizando como herramienta principal sus manos. En este marco, es que la iniciativa tuvo entre sus expositores a Victorina Gallegos, alfarera de Quinchamalí, quién recién fue reconocida con el premio nacional Maestra Artesana 2016.
Distinguida anteriormente con el Sello de Excelencia (2011) y Tesoro Humano Vivo (2014) junto con las socias de la Unión de Artesanas de Quinchamalí, Victorina de 68 años fue distinguida por su dedicación y tradición como alfarera.
Nacida y criada en Quinchamalí, se casó a los 18 años y tiene 7 hijos. Desde los 12 que trabaja la greda. Cuenta que no por querer trabajar desde temprano, sino por temas familiares, ya que su padre había fallecido. "Me tuve que retirar del colegio, quedaban seis hermanos más chicos y tenía que ayudar a mi mamá a mantenerlos", señala la artesana.
Cuenta que decidió seguir trabajando como alfarera, porque a esa corta edad vendió su primera pieza. "Aunque no estaba terminada del todo, me la compraron igual. Con esa primera venta, me compré un par de zapatos, y eso me marcó. Le seguí tomando cariño a la greda. Mi mamá era muy buena maestra, me ayudaba con los detalles (...) Gracias a ella aprendí a trabajar", apunta.
- Mi madre, mi abuela, mi bisabuela!!! Es un legado grande que viene de hace muchos años. Yo le tomaba las piezas a mi abuelita para pulírselas, las quebraba y así hasta que aprendí bien a trabajar. Es duro el trabajo de la greda, pero da para vivir.
MANTENER LA HERENCIA
El trabajo de Victorina Gallegos sigue la tradición de sus antepasados, aunque también inventa algunas piezas.
"Pero no nos salimos de la tradición. No tiene nada de químicos, es todo natural. Es un teñido negro, que tiene hasta el alma negra. La gente cree que es pintura, pero es un color natural que lo da el humo del fuego. Es guano de caballo o paja de trigo lo que se utiliza", ilustra.
- Llegan turistas de todos lados, y comerciantes a comprar, también. Antes íbamos con los canastos a Chillán para vender, a veces vendíamos otras no. Ahora la gente llega a nuestra casa. Me siento feliz de ser artesana de este pueblo, de este don que me otorgó Dios, porque hay gente que no aprende tan fácilmente, no aprende nunca.
- Ser negra y con los dibujos blancos.
- Tengo pena, porque de mis hijas ninguna ejerce la profesión. Conmigo se termina esto (...) Mi hija menor sabe hacer algunas cosas y una de mis nietas vive metida en la greda. A lo mejor a mi nieta le dejo este legado. Estoy súper preocupada por la artesanía de Quinchamalí, ya que se va a morir. Si no le ponemos empeño en dejar este legado con personas que estén interesadas en aprender, nadie lo va a continuar.
- Yo no tengo ningún problema en enseñarles en mi casa, que vayan, no más, yo no les voy a cobrar (...) Alguien debe seguir adelante con esto. Si se pierde sería un lástima.
- Le he enseñado a varias personas. Hago cursos, voy a colegios o cuando llegan señoras a mi taller. Siempre mi casa está abierta para recibir a cualquier persona que quiera aprender.
- Una se alegra al tener estos reconocimientos. Estoy orgullosa de haber recibido este premio. Estoy con el pecho inflado, ya estoy más que sobrada (risas).