Artista visual plantea que aún queda "Mucho que aprender"
No es primera vez que la artista visual Ximena Zomosa (1966) expone en Concepción. De hecho aún recuerda su debut en la capital regional, en la Sala Universitaria (actual David Stitchkin UdeC). "Junto a un grupo de artistas de la UC, jóvenes entonces, con la curatoría de Justo Mellado, por el año 1992", recuerda la artista sobre aquella exposición inaugurada como "Ejercicios de enlace".
Allí se producía un acercamiento a la contingencia política nacional del momento, tal como ocurre ahora -24 años después- con "Mucho que aprender".
Instalada la sala de Balmaceda Arte Joven, la (digamos) impactante exposición de Zomosa llama la atención por el motivo de obra. Hablamos de cuatro enormes prendas/uniformes cuya proporción es de 5:1 en relación a la estatura media nacional.
Dimensiones desproporcionadas, pero que adquieren sentido y proporción cuando se trata de enfocar "la invisibilidad y pequeñez" del ser humano en la sociedad actual.
"La exposición nace (originalmente en 2005) desde la observación de los roles sociales a través de los uniformes. En este caso, del vestuario escolar de las niñas", indica la licenciada en Arte por la U. Católica de Chile, mención Grabado.
TRASPASAR LA VIDA
La expositora cuenta que ese rol "escolar" al que alude también se extiende a la adultez.
"Entonces, aparecen diferentes destinos sociales para la mujer, dependiendo de la educación. Esa idea está en el cambio de materialidades de los jumpers: floreado, de gasa, de arpillera y el tradicional de blusa y jumper azul marino. Cada uno es de cierta forma, una historia y destino predeterminado.
- La escala genera un cambio en la percepción del espectador, tanto del espacio como del significado de los jumpers. Lo invisible de las escolares que vemos en la calle, se convierte en algo impactante, en algo inesperado que incluso puede parecer amenazante.
- También nos devuelven un poco a una sensación infantil, donde todo es más grande que nosotros. Además, juega con la arquitectura propia de los espacios de exhibición, que también se ven transformados (ocurre en la sala de Balmaceda). La escala da una sensación de irrealidad a lo más cotidiano, cómo una imagen dentro de un sueño, por ejemplo.
Frente a las cuatro obras de "Mucho que aprender", cada uno está realizado en una materialidad distinta (tipos de botones, por ejemplo). "La idea es que sea un vestuario real, hecho a la perfección y que el cambio de escala sea lo extraño, también lo inusual de las telas", indica.
- Claro, el público puede interpretar estas materialidades desde su propia experiencia: cada jumper le va a evocar diferentes ideas. El jumper de tela floreada a varias personas les recuerda a su abuela, porque era un vestuario típico de la mujer "de su casa", que usaba el delantal como un vestido. Éste era un símbolo de su lugar enmarcado en lo doméstico, asumido como lugar de pertenencia. Solamente, al salir se cambiaban este vestuario, entonces, aparecía la singularidad, la personalidad o los gustos propios.
- Este trabajo es del año 2005, y lo ocurrido el 2006 me pareció sorprendente, porque había una sensación de que la juventud era indiferente, apolítica, que "no estaba ni ahí" y mira lo que pasó. Fue un gran movimiento social que aún no consolida sus demandas, pero inició una nueva manera de ver la participación ciudadana en Chile. El jumper de la escolar pasó a ser el símbolo de la "pingüina" pensante y movilizada.