Un informe preliminar sobre el avance de la investigación que realiza el Comité Científico Independiente, respecto a la relación entre el vertimiento de salmones en aguas del sur de Chile y el fenómeno de marea roja que afectó hace unos meses a esa zona, resolvió que no existía una relación directa entre ambas situaciones.
La información fue entregada al Ministerio de Economía, cartera que creó y financió la instancia científica, conformada por expertos de distintas universidades nacionales, dos de ellos de la Universidad de Concepción (UdeC).
Se trata del biólogo marino Fabián Tapia, y la oceanógrafa Laura Farías, ambos del Departamento de Oceanografía de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC.
Esta última explicó que se preparó un comunicado con información de mayor avance derivada de los estudios, y que considerando datos como la luz, temperatura o viento, entre otros, se puede establecer que no hay relación directa de la marea roja con el vertimiento de salmones que realizaron empresas salmonicultoras, con autorización de Sernapesca.
Alexandrium catenella
PROTOCOLO DE ACCIÓN
Farías detalló también, que además del estudio de las muestras que la Comisión recabó durante su viaje en el crucero científico Cabo de Hornos, se consideró la base de datos del Instituto de Fomento Pesquero (Ifop), que indicaban que desde antes ya existía un incremento de las condiciones que generaron la marea roja.
"Ya había indicios de florecimiento algal en algunas localidades de la Patagonia, antes del vertimiento. Esta alga siempre ha estado ahí, y a pesar de que ha habido inversiones en ciencia, todavía no existe un modelo predictivo que permita anticipar la intensidad del fenómeno", sostuvo la académica penquista.
En relación al resto de las tareas asociadas al Comité, Farías contó también que tanto el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes; como también el subsecretario de Pesca, Raúl Súnico, ya han abordado aristas como el protocolo de acción que debe estar preparado para el próximo verano.
En ese sentido se deslizó que, por ejemplo, los puntos de vertimiento deberían ser más lejos de la costa, y que se evalúa exigir a las empresas contar con sistemas de monitoreo ambiental. Todo eso con el fin de anticipar ese tipo de fenómenos masivos.
"Esto ha servido para aprender a avisorar este tipo de situaciones, y para que si el próximo año pueda pasar algo así, ya exista un protocolo más acabado", adelantó la oceanógrafa penquista.
El documento definitivo que prepara el Comité, en donde además trabajan los especialistas y académicos Mónica Vásquez, Alejandro Muschmann y Daniel Varela, estará terminado durante la primera semana de octubre.
Incorporará, además de todas las recomendaciones técnico-científicas, una articulación con todos los actores que trabajan en el área.