Warcraft: Una adaptación que no termina por cumplir
La relación entre la industria de los videojuegos y Hollywood existe desde hace unas tres d`écadas y se caracteriza por ser totalmente rentable. Claro, una película que utiliza la mitología de un popular juego de video atrae a los fans del último a las salas, generando altos ingresos en taquilla y, principalmente, en el marchandising.
Sin embargo, son muy pocas las adaptaciones que han logrado convencer a los fanáticos de los juegos y todavía menos las que han encantado a la crítica. Títulos como "Mortal Kombat", "Street Fighter" o la reciente "Hitman: agente 47", son solo algunos ejemplos de lo anterior.
Es en este contexto que llegó a las pantallas locales "Warcraft", primera adaptación al séptimo arte de una de las franquicias de videojuegos más famosas y rentables de la historia.
Específicamente basada en el título "Warcraf: Orcos y humanos", del año 94, la película nos muestra a Durotan, un jefe orco que cuestiona el uso de magia oscura de su líder supremo , ante lo que decide acudir a los humanos para intentar salvar a su especie de la destrucción total.
Lo primero es decir que la película, dirigida por el talentoso realizador Duncan Jones, es un espectáculo visual de primer nivel. El uso de los efectos digitales logra altísimos niveles de realismo, con gran ejecución en el diseño de los orcos y de algunos seres mitólogicos como águilas o lobos huargos. Las batallas y en general todas las escenas de acción cumplen todas las expectativas y son uno de los puntos más altos del metraje, que dura cerca de dos horas.
Lamentablemente, la historia, el ritmo y el desarrollo de algunos personajes claves en la trama son la principal deficiencia de esta cinta. Toda la historia de los orcos funciona, principalmente gracias a un gran personaje como Durotán, que lleva con éxito casi toda la carga dramática, y a un correcto, aunque algo desaprovechado, villano, llamado Gul'dan. Y poco más, porque todo el resto del elenco parece no estar a la altura de la historia que se quiere contar.
Los personajes humanos están muy poco desarrollados, al punto de presentar algunos arcos argumentales clichés y sin sustancia. Ni hablar del romance que se genera entre el principal héroe humano y una mestiza orca, que se siente innecesario y para nada creíble.
Y es que "Warcraft" comete el gran error de presentar demasiados personajes e intentar profundizarlos en exceso, pues gran parte del metraje es ver a los protagonistas hablando y discutiendo, cayendo en el error de querer sentar las bases de un universo que probablemente nos traerá muchas secuelas en el futuro. Pero lo anterior afecta directamente al ritmo de la película, volviéndola tediosa y poco interesante por largos pasajes.
De todas formas, la cinta no es del todo desastrosa y posee algunos elementos que funcionan y que, probablemente, lograrán satisfacer, en cierta manera, a los fans más acérrimos de la saga de videojuegos. Sin embargo, "Warcraft" fracasa en su intento de ser una gran película que cuente una gran historia. Solo queda esperar para ver si las inminentes secuelas logran ser las adaptaciones que los fans de este fundamental videojuego necesitan y se merecen.