Es muy entretenido y lúdico el grado de concentración y participación de los niños pequeños, cuando se ven enfrentados a una experiencia artística.
Hace unas semanas veíamos como los prescolares se veían seducidos por los 16 grabados de la exposición "Yo también quiero mirar", en la sala David Stitchkin. Allí se transformaron en uno más de los invitados a exponer en el espacio dedicado a las artes visuales.
Algo parecido ocurrió ayer en la segunda función de la Temporada Educacional 2016 de la Orquesta Sinfónica. El Teatro UdeC fue el espacio ideal para que los más chicos, en audiencia que promedió 500 estudiantes de pre kínder a cuarto medio; se desataran y gozaran con las aventuras del montaje "Indiana Arroyo, en busca de la tumba perdida".
Concebido y escrito por René Ulloa, tuba de la Sinfónica, la apuesta de 50 minutos fue la excusa de carácter teatral y musical para acercarse al mundo de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Tal como manifiesta el acertijo que abre la aventura emprendida por Juan Sebastián Arroyo, alguien "demasiado clásico para ser romántico".
Atenta manera de enganchar con la música del compositor y pianista austriaco, que fue enterrado en anonimato. De hecho su muerte -5 de diciembre de 1791- es la primera estación temporal a la que viaja el protagonista de este relato producido por la Corcudec con sus 50 músicos doctos.
Se va a presentar hasta el viernes, a las 10 y 12 horas, sumando un total de 10 funciones para colegios y una proyección de 6000 espectadores. El mismo viernes, a las 19 horas, hay una función abierta a todo público (valor de las entradas $ 2.500).
FORMAR AUDIENCIA
En lo básico la idea de los productores del montaje -la concepción de éste se trabaja desde mediados del año anterior- es formar público desde pequeños (también colabora en la orientación de alumnos más grandes).
"La idea es que se acerquen a la música desde otro punto de vista (ahora es con un compositor clásico). En este caso, desde la adaptación libre de un cuento infantil o desde una idea original que se transforma en una obra teatral y musical", resumieron fuentes de la Corcudec.
- Sí. Las temáticas de estos montajes siguen una línea musical e histórica. Hemos mostrado períodos como el barroco, el renacimiento, el clásico, además de conceptos como la melodía, la armonía y el ritmo. Es mucha información que a los niños les va quedando en el recuerdo y que les generan nuevas inquietudes. A eso hay que sumarle que desde hace varios años mantenemos el mismo equipo de trabajo y elenco, es decir, la dirección escénica de Gonzalo Cuadra, los diseños de Germán Droghetti, y los actores (se suma la dirección de las 12 voces del coro a cargo de Carlos Traverso y la batuta del chileno Paolo Bortolameolli).
- Ellos son muy entusiastas. Hay establecimientos educacionales que vienen siempre y otros que se suman todos los años (entre los nuevos está el colegio Las Mariposas de Chillán). Ya tenemos una suerte de relación con muchos de ellos. Durante el año suelen preguntar sobre la temporada, fechas, qué se va a montar (...) Lo que significa para la Corcudec esta temporada, está dando vueltas afuera.
- La temporada se realiza todos los años. Pero ahora sumamos una segunda temporada a fin de año. Ésta la vamos a realizar en terreno, en un establecimiento educacional o en un gimnasio. Serán menos funciones, pero el mismo montaje (cinco actores en escena).