El camino de la inclusión también se puede pavimentar con actividad física
Rampas de acceso, baños y estacionamientos más amplios, letreros escritos en sistema braille o semáforos sonoros. La idea de una sociedad inclusiva suele pensarse desde un punto de vista más bien estructural, donde la base es propiciar condiciones que faciliten el quehacer cotidiano de las personas en situación de discapacidad, evitando esos obstáculos físicos que dificultan su desenvolvimiento.
Y si bien los avances en este aspecto han sido significativos, aún quedan tareas pendientes, sobre todo en lo que se refiere a barreras actitudinales, que serían las que más limitan si de generar real inclusión se trata, un concepto que debe ser abordado de manera integral y multidisciplinaria. "Esto es un cambio cultural y todos debemos aportar si queremos una sociedad más empática, solidaria e inclusiva. Somos nosotros los que tenemos que cambiar las costumbres, mirarnos y entender que con simples acciones podemos hacer mucho", sostuvo Rafael Quezada, kinesiólogo, quien agregó que existen distintas formas de aportar en la inclusión.
DEPORTE ADAPTADO
La actividad física mediante el deporte adaptado es uno de los caminos, pero al que aún le falta mucho por pavimentar, aseveró el profesor asociado de la carrera de Kinesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción.
Sin embargo, todo gran viaje comienza con un pequeño paso, razón por la cual se organizó el Primer Encuentro de Deporte Adaptado, evento de carácter competitivo que se realizó ayer en el contexto de la celebración del Día Nacional del Kinesiólogo y que convocó a 130 deportistas, niños y jóvenes, pertenecientes a escuelas diferenciales e instituciones afines de distintas comunas de la Región del Biobío (ver recuadro).
El deporte adaptado es uno que está en total sintonía con la inclusión, pues según explicó el experto, se trata de adecuar una determinada disciplina a las condiciones de quienes lo practican, con el objetivo de fomentar la participación.
Es así que acortar los tiempos o modificar las reglas son simples maneras de generar deporte adaptado, no obstante, desde su punto de vista se trata de un espacio que no está suficientemente propiciado, sino más bien restringido para las personas en situación de discapacidad y es por ello es que quisieron sumarse a la inclusión desde la actividad física, entregando la oportunidad de que puedan desenvolverse en este ámbito.
Y es que si bien contundente es la evidencia para afirmar que ejercitarse es beneficioso para todas las personas y de manera transversal, aportando a la salud y bienestar general, tanto físico como mental, según Rafael Quezada "los discapacitados se ven vulnerados en su derecho a practicar deportes, porque hay pocas oportunidades y recursos para que hagan actividad física, y es un desafío abrir los espacios para que ellos comiencen a practicarla, desarrollen habilidades y luego puedan incluirse".
Entre los efectos positivos de la práctica de actividad física, el kinesiólogo mencionó que mejora la fuerza, velocidad, resistencia al esfuerzo físico, el metabolismo y coordinación. Además, dijo que "hay una fuerte evidencia de sus beneficios psicosociales, pues es un antidepresivo, mejora el ánimo y la autoestima, y también las relaciones sociales; fomenta el trabajo en equipo, la solidaridad y disciplina. Son habilidades transversales y necesarias para todas las personas".
MOTIVACIÓN
En el caso de las personas con alguna discapacidad, ya sea física, social o cognitiva, este impacto es aún más significativo, principalmente por el factor motivación. "Por ejemplo, los chicos con Trastorno del Espectro Autista tienen problemas con los estímulos sonoros y no siempre soportan los ambientes bulliciosos. Pero si uno mira a quienes participaron en el encuentro, están felices, porque están motivados por una idea que es más fuerte que el ruido que habitualmente les molesta. Su cerebro comienza, entonces, a enfocarse en otras cosas que no son sus manías u obsesiones. A mi juicio, el deporte como tal tiene más impacto que la terapia física individual, y por ello es que falta complementarlas ambas", planteó.
Es por lo mismo que, para él, con experiencia en el trabajo en discapacidad infantil, el deporte es también una herramienta terapéutica que se debe saber aprovechar.
Es así que su llamado apuntó generar más encuentros de este tipo a futuro, donde el sueño es que tengan alcance a nivel regional y nacional. El desafío es grande, reconoció, y fundamental es que actores pertenecientes a distintos ámbitos de la sociedad se comprometan, desde los directores de las escuelas que den la oportunidad para que los estudiantes practiquen deporte al interior de los establecimientos, hasta las entidades públicas, para que hayan recursos que permitan que esta práctica se potencie y desarrolle.