El año de la emocionalidad Millennial
De acuerdo a la revista Forbes, 2016 será el año del cliente Millennial. La generación más grande nacida en el mundo y de la cual se estima que el 2017 ostentará la mayor capacidad de compra. Solamente en Estados Unidos se proyecta que los Millennials gastarán US$200 mil millones de dólares y US$ 10 trillones en su vida de consumidores.
Importante es, entonces, que las empresas, sobre todo aquellas donde esta generación hinca con mayor fuerza su capacidad de consumo, estén preparadas. Más que en una estrategia de marketing para atraerlos -porque parecen tener todo muy claro-, una buena cultura de experiencia de servicio que los mantenga fieles. De paso, las marcas estarán matando varios pájaros de un tiro, considerando que más allá del marco etario, los Baby Boomers, los X y ahora los Z, parecen estarse "millienalizando" a toda velocidad gracias a la tecnología.
Entender y atender bien a la tan aludida generación nacida entre 1980 y el 2000, es crucial cuando se constituyen como una gran fuerza comercial que no consume en silencio. Su ansiedad de híper conectarse y de comunicar todo, es capaz de extender la vida de una marca más allá del poder que la propia compañía le pueda dar a un producto o servicio.
En Chile, los Millennials son entre un 27% a un 33% de la población, dependiendo de qué tan exactos seamos en las puntas de definición del grupo. Lo cierto es que tienen entre 16 y 36 años y valoran más allá que la obtención de un producto, la experiencia asociada a esta transacción. Están acostumbrados a solucionar sus procesos de consumo solos, a través del comercio on line o vías de autoservicio. Y cuando entran a una tienda, le dan el mismo valor al producto que quieren adquirir así como al ecosistema que los acoge para hacer la compra. Así es, son completamente emocionales.
Es aquí donde está el punto crítico para las industrias de Telecomunicaciones y Entretención, que tienden a hacer énfasis en la oferta del servicio y no en el valor que el consumidor le otorga a la experiencia de tenerlo. Entender entonces un servicio de entretención más allá de su precio y contenido, es ponerse en los pies de un usuario que tiene puesta la emoción por sobre la razón en sus decisiones de compra.
Por último, y sin dejar de rendir técnicamente para este poderoso fenómeno, no se puede soslayar lo que los mueve en términos valóricos: a los Millennials les importa lo genuino, lo auténtico y lo honesto. Si los valores de una marca comulgan con sus propias causas, los Millennial habrán sido conquistados por estómago y por corazón.