Científico rescatado: "Las tormentas eran sicológicamente devastadoras"
Apenas pasadas las 10 y media de la mañana de ayer comenzó a pisar tierra nuevamente el equipo internacional de científicos que el 16 de marzo pidió rescate a la Armada, después que las dos barcazas de material ligero en que viajaban desde Isla de Pascua no pudieran continuar la expedición denominada Kon-Tiki 2.
Luego de ser rescatados a 1.850 kilómetros de la costa, en aguas ubicadas entre Valdivia y Puerto Montt, el equipo de navegantes se mantuvo varios días en el Buque de la Armada Piloto Pardo mientras eran trasladados a Talcahuano, donde finalmente volvieron a tierra.
"Hoy (ayer) me levanté a las cinco de la mañana para ver las luces en el horizonte, porque significaba que habíamos llegado a tierra. Llevaba mucho tiempo sin ver siquiera a gente ajena a la tripulación", contó uno de los miembros del equipo antes de llegar a puerto.
Mientras esperaban atracar en la Base Naval, explicaban que a pesar de no haber cumplido con el itinerario original, el lograr la recolección de datos científicos en alta mar -otra de las finalidades del viaje- los dejó satisfechos.
Aunque en principio casi ninguno acusó problemas de salud, una de las tres mujeres que componían la comitiva sufrió un golpe en uno de sus tobillos al momento de abordar el buque durante el rescate, por lo que fue la primera en ser evacuada para su traslada al Hospital Naval.
"VIAJE FANTÁSTICO
Y DIFÍCIL"
Minutos antes de llegar a tierra y en el buque de la Armada, el noruego Torgeir Higraff, jefe de la expedición, contó que al momento de regresar desde Isla de Pascua de vuelta al Callao "había olas altas y ráfagas de viento, que aunque no nos hacían naufragar, nos llevaban a lugares peligrosos. (…) Todavía creo que es posible hacer el recorrido, pero esta vez la Corriente de El Niño lo impidió".
Capitana de una de las embarcaciones, la también noruega Signe Meling explicó que el viaje "fue fantástico, a pesar de terminar con mucha agua hasta en nuestras camas. Fue una mezcla entre lo bueno y lo difícil. Lo más complicado fue navegar en la dirección errónea, y peor después recibir el viento en contra y retroceder. Eso era muy frustrante. Aunque nos sentimos seguros todo el tiempo, científicamente conseguimos lo que queríamos y en ese sentido el viaje fue un éxito".
LO MÁS COMPLICADO
El ex marino peruano Roberto Sala fue otro de los integrantes del equipo y entregó más detalles de la situación que estaban viviendo antes de ser rescatados.
"Desgraciadamente los vientos no nos ayudaron. Ha sido demasiado tiempo de viaje y esto ha impactado en las provisiones de ambas balsas, y también en la resistencia de las instalaciones en cuanto a cómo estaban construidas. En esto no se usó ningún tipo de tornillos, ni tampoco metal. Las balsas estaban amarradas con sisal, una fibra natural que al estar sumergida por tanto tiempo terminó por desgastarse y prácticamente se pudrió. Por eso ya no era muy seguro navegar en esas condiciones, por lo que se decidió abortar la expedición", detalló Sala, que mientras arriba del buque miraba tierra firme se preguntaba si podría pasar a ver el Huáscar. Horas más tarde cumplió su objetivo.
También un integrante mexicano del equipo, el ingeniero en tecnología marina Pedro de La Torre, entregó datos de la travesía explicando que "vivimos varias tormentas, que eran de los momentos más difíciles. Sobre todo psicológicamente era devastador, porque se trataba de noches y días largos con mucho frío. Ese tipo de estrés nos cansaba muchísimo", aseguró.
Luego del rescate y la vuelta a tierra, los tripulantes rescatados fueron sometidos por la Armada a exámenes médicos para establecer su estado de salud. Luego de eso podrán volver a sus diferentes destinos.