Primera alta en programa de conexión clínica domiciliaria
El primero de los pacientes que desde hace tres años forma parte de un plan de salud, que les permite permanecer en sus casas conectados a equipos médicos de respiración, recibió el alta médica y ha vuelto a su hogar sin la necesidad de seguir ligado a ningún equipamiento.
Su nombre es Gonzalo, le falta poco para cumplir cuatro años y es uno de los 80 niños que en el Hospital Regional alcanza esta parte de su proceso de recuperación utilizando esta modalidad.
"Es un programa domiciliario que depende directamente del Ministerio de Salud, que funciona en todo Chile y consiste en que un paciente que requiere asistencia ventilatoria invasiva, como traqueostomías, o también no invasiva como el uso de mascarillas en la noche, es asistido con equipos e insumos que son mantenidos bajo el cuidado de la familia y en su propia casa", contó Carla Rivas, enfermera coordinadora de la sala de pacientes crónicos del Guillermo Grant Benavente.
Para eso se capacita a los padres en el mismo hospital, y a eso se suman visitas mensuales de los médicos del programa domiciliario.
PROGRAMA NACIONAL
Se trata de un programa a nivel nacional que existe en el Hospital Regional desde el año 2012. Una vez de alta, los niños siguen con procedimientos con otorrinos y apoyo fonoaudiológico, para que vuelva a comer por la boca y a futuro sacarse la sonda y hacer una vida normal.
"Gonzalito estuvo más de un año hospitalizado, y de no existir este programa habría permanecido mucho más tiempo en el hospital. La ayuda de los papás acá es fundamental. Para que este sistema funcione y tenga resultados ninguno de los involucrados puede fallar", contó Miriam Chehuaicura, la mamá de Gonzalo.
Recordó que en marzo de 2012 el niño nació en condición prematura a las 35 semanas, y que llegó al mundo con un cuadro de hidrotórax bilateral. "Traía mucho líquido en los pulmones y no podía respirar por sí solo", contó.
Gonzalo además tiene síndrome de Down, y al llegar al mundo sufrió un paro cardiorrespiratorio. "Apenas nació le hicieron una reanimación y hasta nos pidieron que nos despidiéramos de él, por que según nos dijeron, no iba a nacer. Era inviable", relató.
Los papás de Gonzalo se negaron a despedirse de él, y después que el niño pasara esa noche en la UCI de Neonatología, los días pasaban y el tiempo les empezó a dar la razón. "Desde ahí estuvo tres meses y se estableció que él no podía respirar solo", contó Miriam. Luego vino la traqueostomía y de ahí pasó a la UCI pediátrica, todo ese tiempo sin poder desconectarse del ventilador mecánico.
"Es un nuevo despertar a la vida para mi hijo, por primera vez va a poder respirar por sí solo, y eso vale mucho más que el esfuerzo que la familia ha hecho. Su felicidad es la nuestra", valoró la madre del pequeño.