Nuevos instrumentos para el Simce, una responsabilidad docente
Los estudios realizados en educación establecen que los factores que explican el desempeño académico de los estudiantes son múltiples y que con distintos grados de influencia está el capital cultural de las familias, el contexto social del cual provienen y ciertamente la gestión que realiza la propia escuela.
Algunas perspectivas, como la denominada 'escuelas efectivas' ponen el énfasis precisamente en la capacidad de los centros educativos, sus directivos y docentes -al margen de la situación propia de los hogares de los cuales provienen- en obtener logros académicos, demostrando que pese a las adversidades y las condiciones de vulnerabilidad en la cual desarrollan su labor formativa 'se puede'.
Para sostener esta afirmación existe un conjunto de evidencias relacionadas con escuelas que en efecto han mejorado sustantivamente sus resultados en las pruebas estandarizadas, las mismas que el Colegio de Profesores tanto ha cuestionado.
Por estos días en que los/as maestros/as mantienen un paro para mejorar la carrera docente y cuestionan los procedimientos de evaluación propuestos, me parece que sería conveniente que se detengan a reflexionar como gremio acerca de los resultados del Simce 2014 entregados ayer. Tanto lenguaje como matemática tuvieron una baja, aunque sólo en el primer caso significativo. Como sea, no es posible que la mera descalificación del instrumento sea argumento para desestimar la responsabilidad que les cabe en estos resultados.
A estas alturas no basta con insistir en la necesidad de una formación integral, cosa que nadie podría cuestionar, señalando que el Simce está lejos de medir las competencias que los/as estudiantes pueden desarrollar en ese ámbito porque tiene una mera vocación mercantil.
Sin embargo, es obvio que nuestros niños/as deben aprender matemática o ser capaces de comprender lo que leen y eso también es parte de una formación integral. Por lo mismo, sería conveniente que el propio Colegio de Profesores proponga un instrumento de medición que asegure los estándares que ellos mismos reclaman.
Mientas eso pasa y bajo el supuesto que no son los únicos que deben rendir cuentas por la calidad de nuestra educación, sugiero que como gremio también puedan hacer una autocrítica frente a resultados que hablan a todas luces de serias deficiencias. Tal vez eso les otorgue mayor legitimidad para negociar nuevas formas de evaluación o incrementos salariales.