La vida imita a la televisión
Woody Allen opina que la vida imita a la televisión barata. "Imperio" es una teleserie brasileña de la tarde en la cual la ironía a la que el famoso director nos tiene acostumbrados, se hace evidente. Un prestigioso, guapo y maduro empresario carioca, casado, con hijos, se enamora de un joven con el cual sostiene un fogoso romance totalmente oculto de su familia y de su círculo. Los sorprenden, luego que un periodista publica la historia en su blog, con el consiguiente escándalo. Terminan la relación y la bella (y bondadosa) esposa lo perdona.
La historia del diputado que enviaba mensajes de contenido erótico por su celular es parecida a la de la serie brasileña. Alguien que por diversas razones ocultó su condición sexual durante toda su vida, aparece delatado en un diario en Internet. ¿Era necesario? ¿Cuál era el problema? Que estuviera chateando en horas de trabajo y que no se percatara que en el hemiciclo siempre hay algún periodista, fotógrafo o camarógrafo esperando por una noticia/ o una fotografía. La ubicación hace que sea muy cómodo observar a los parlamentarios. El aludido, con más de veinte años como legislador, debería tenerlo muy claro.
Es su vida privada, efectivamente, pero es un hombre público y el lugar también y cumplía una función encargada por sus electores, en medio del trámite de una ley importante. Tendría que entender el legislador afectado que son personajes altamente vulnerables, que la ciudadanía mira a muchos de ellos con resquemor y desconfianza. Se les observa con recelo y no poca envidia por sus sueldos millonarios, por las prebendas y los privilegios que ostentan. No comprender ese panorama equivale a vivir en una burbuja.
¿El medio quería sorprender y denunciar la opción sexual del diputado? Si así fuera sería una contradicción en una sociedad que quiere ser inclusiva, no discriminatoria, donde se hacen campañas, se dictan leyes, se dan discursos acerca del respeto a la dignidad de las personas, cuando al menor descuido los homosexuales son tratados de la manera como se trató al diputado. Cada persona es dueña del momento de su verdad. Si era parte de una campaña soterrada para sacarlo del camino y dejarlo libre para la elección de otro parlamentario de su mismo distrito ¡ deleznable manera de hacer política!. Tenemos que intentar ser coherente entre lo que se dice y se hace en relación a esa vieja discusión de si los hombres y mujeres con funciones públicas tienen o no vida privada.
El periodismo de los tiempos actuales es diferente y la incorporación de las nuevas tecnologías complejiza ese antiguo debate. Todos(as) se sienten periodistas y actúan como tal, nada se oculta y eso también tiene su lado positivo ligado a la transparencia de los actos públicos y de quienes ejercen cargos de poder. La ética que se enseña y exige a los periodistas estipula que el tema de la privacidad ha de tomarse en cuenta. Entonces los profesionales estamos permanentemente frente a dilemas que dilucidar en ese sentido.