Luis Rivano, o el arte literario de la incorrección política
Rodeado de libros y revistas, Luis "Paco" Rivano (82) posa para las fotos en el subsuelo de su librería de calle San Diego, en Santiago. Se instaló aquí hace décadas, siguiendo una afición que comenzó a desarrollar en los 50 cuando era carabinero y coleccionaba primeras ediciones.
Luego vino lo que todos sabemos: su expulsión de la institución tras la publicación de "Esto no es el paraíso" (1965), centrado en un policía raso que deambula por las calles de Santiago entre prostitutas, vicios y corrupción.
Marcaría su primera aproximación a la marginalidad urbana y sería también el inicio de una carrera prolífica y descomprometida -independiente de cualquier tipo de grupo literario o político- que abarcaría novelas y exitosas obras de teatro como "Te llamabas Rosicler" (1976).
REGRESO FORTUITO
Ahora el autor regresa con su primera novela en 40 años: "Pedro Ivanovic, terrorista" (Editorial Alfaguara). Es una aguda disección del interrogatorio siquiátrico al que es sometido un hombre que pensaba disparar hacia los transeúntes desde una azotea de Santiago Centro. Frente a él toman apuntes tres profesionales de la salud mental, liderados por una mujer muy parecida a la Jane Fonda de "Barbarella". Todo un comité para poner en jaque a un revolucionario que aspira a que Chile sea "una monarquía", un tipo errante que pasó de periodista a jardinero y vive anclado a las historias sobre el Imperio Austrohúngaro que le contaba su abuelo.
A través de él, Rivano analiza los mecanismos de la política, desde la Primera Guerra Mundial hasta el Chile actual, en una obra que no está exenta de provocación. ¿Es Ivanovic un loco? ¿Un irresponsable anarquista solitario? ¿Un héroe en tiempos de manifestaciones y reclamos sociales?
"El reencuentro con la novela fue entre fortuito y afortunado", cuenta el escritor. "Yo escribí una obra de teatro llamada 'Pedro Ivanovic'. La presenté a un concurso y fracasó, cuando creía que me iban a llenar de laureles. Yo, que soy muy picota, me conseguí lo que había dicho el jurado. Me di cuenta que no habían entendido nada, cosa que no me extrañó".
Sin embargo, encontró algo de razón en lo siguiente: "al tener la obra demasiada información se hacía muy difícil como espectáculo teatral. Le seguí dando vueltas a la cosa y me dije "lo que pasa es que es una novela".
Así comenzó a escribirla como tal. "Ahora me daba posibilidades de retratar el espacio interior del personaje, algo que en el teatro se sugiere, pero que en una novela lo puedes expresar, como lo hace James Joyce", explica.
A través de ese monólogo interior Ivanovic recorre diversos tiempos y lugares, desde la Yugoslavia de Tito hasta el Santiago de contrastes sociales y sobrepoblación. "En la medida que armaba el personaje iba creando también su mundo", cuenta el autor.
"Así se fue ampliando el espectro. La inspiración inicial es que en los años 50 llegaron muchos yugoslavos al Estadio Nacional. Me acuerdo, porque era carabinero en esa época. Estaba en la Primera Comisaría y mis compañeros contaban que a veces le tocaban servicios en el estadio donde estaban todos estos refugiados. Conocía esa situación, lo que me permitió desarrollar bien al personaje y armar su familia", señaló sobre un texto que logra atrapar en sus 160 páginas.