Hay tantas maneras distintas de aprender como personas habitando el mundo. Es que la diversidad es una característica inherente a la naturaleza humana, pues si bien todos poseen un sistema nervioso central con características generales en las que coinciden, toda la vida está mediada en cómo ese sistema procesa la información a través de las experiencias, cada una de las cuales conlleva una valencia emocional que las convierte en únicas.
Así lo explicó Mariana Altamirano, licenciada en Psicopedagogía y neuropsicóloga argentina, quien puntualizó que en el caso del aprendizaje, la divergencia se explica en que existen variadas formas de funcionar mentalmente. Y es a ello a lo que apunta el concepto de neurodiversidad, tema central de una jornada de actualización que se realizó en Inacap Concepción-Talcahuano la semana pasada y que fue dictada por la profesional, quien se desempeña como docente en la Universidad Católica Argentina y es miembro del staff NeuroEduca de Buenos Aires.
La actividad, dirigida a equipos de integración de establecimientos educacionales de la provincia, buscó, entre otros aspectos, generar una nueva visión al trabajo de intervención que realizan, ahondando en las perspectivas actuales sobre diversidad y en las estrategias pedagógicas ante ésta.
Es que si se considera que lo que hoy se promueve es que todas las personas aprendan en aulas comunes, estar conscientes de la neurodiversidad es clave a la hora de enseñar, exista o no un diagnóstico asociado, como de trastorno de déficit atencional o del espectro autista, o discapacidad mental.
ESTÍMULOS E INCLUSIÓN
La experta aseveró que es cierto que cuando el desarrollo de una persona tiene alguna característica atípica por la presencia de alguna dificultad, la divergencia se acentúa y el concepto de neurodiversidad se profundiza; pero recalcó que nunca habrá dos niños que aprendan de la misma manera.
"Más allá del diagnóstico, la neurodiversidad apunta a que todos tienen fortalezas y debilidades en su panorama cognitivo, y que la clave es justamente identificarlas para estimular y/o compensar lo que se requiera", planteó.
En ese sentido, dijo que el diagnóstico sirve pues clarifica qué se debe hacer y cómo, y saber qué apoyos brindar a un estilo de funcionamiento divergente que, quizá, tenga mayor diversidad que otro; pero nunca debe ser usado para estigmatizar.
Y es que desde su punto de vista, neurodiversidad e inclusión van de la mano, pues en la medida que se toma consciencia de que todos tienen un funcionamiento mental diferente, tener o no un diagnóstico tiene menor peso.
"Dentro del concepto de neurodiversidad está muy marcado el enlace que hay entre nuestro sistema nervioso central y el entorno: cuando más rico es el entorno donde me muevo, más estimulado está mi sistema nervioso, y un sistema nervioso estimulado también aprende mejor. Si estoy en un contexto común, donde la diversidad es enorme, las demandas múltiples y la presentación de estímulos continua, tengo más chance de que mi sistema esté activado que en aquellos reductos más apartados y aislados, donde los procesos que se ponen en juego son de menor demanda", explicó la experta.
PLANES EDUCATIVOS
Sobre lo anterior, aclaró que "las deficiencias o discapacidades, como queramos llamarlas, ya no se miden tanto en la persona, sino que en cómo y cuánto esa característica abre una brecha en la relación con el entorno". Por ello, si lo que hoy se mide es esa distancia, la clave es definir estrategias de apoyos que la disminuyan y ayuden a que la persona pueda funcionar mejor.
En ese sentido, Altamirano aseveró que es fundamental poder incluir este concepto a la hora de pensar los planes educativos y hacer docencia, considerando que el objetivo debe ser poder enseñarles a todos, y no sólo a quienes tengan alguna dificultad o quienes no. "Ya no hay que pensar en planes educativos basados en objetivos y contenidos, sino que en el desarrollo de competencias que le permitan a todos nuestros alumnos ser asertivos en el entorno en el que se tengan que desarrollar después", recalcó.
De hecho, manifestó que al pensar así el aprendizaje, sería mucho más fácil incluir personas que tengan alguna dificultad específica, pues es menos complejo pensar en las adaptaciones curriculares, donde se priorice cómo enseñar por sobre qué enseñar, y el horizonte sea estimular el pensamiento y dotar de herramientas para el futuro.
CAMBIOS CLAVE
Ante este panorama, fundamental es cambiar los paradigmas educativos y culturales. Y aunque éstos son procesos que conllevan mucho tiempo, cada aporte suma.
Por eso, la experta enfatizó en que le parece clave la difusión y ve a la capacitación como la estrategia número uno. Tanto así, que cree que lo ideal sería que fuera una política educativa que los profesores tengan la obligación de mantenerse actualizados, porque eso sin dudas mejorará su práctica de la enseñanza cotidiana.
Tras la formación docente, considera fundamental que puedan estar acompañados por equipos profesionales, ya sea externo o interno a cada institución educativa, que apoyen en la supervisión y monitoreo de las situaciones particulares que se puedan encontrar en el aula. "Si entendemos que el aprendizaje es así de divergente, creo que entendemos y valoramos mucho más la labor del docente. Éste siempre está delante de treinta o cuarenta realidades diferentes, más allá de que haya o no un diagnóstico en esas cabecitas. Siempre la tarea docente debe ser personalizada y requiere que éste se adapte a diferentes características todo el tiempo", dijo. Sin embargo, al pensar que hay situaciones que son aún más diversas que otras por la presencia de un diagnóstico, la tarea se complejiza y no puede ser responsabilidad de sólo un docente.
Recalcó, por último, que no se debe olvidar lo trascendental que es el afecto a la hora de enseñar, pues la adaptación del ser humano con el entorno se logra gracias al enlace que se genera entre las funciones cognitivas y las ligadas al procesamiento emocional. "Somos una consecuencia continua del puente entre cerebro y emociones. Entonces, cuando nuestros aprendizajes están mediados por valencias emocionales positivas y personas significativas, claramente crecen las oportunidades de aprender", finalizó.