El pasado 7 de julio se realizó la ceremonia de cambio de delegación de la directiva local del Colegio de Arquitectos de Concepción, oportunidad en la que Claudia Hempel Maack asumió como presidenta del organismo por un periodo de dos años.
La arquitecta ya había participado de la directiva anterior, por lo que conoce de cerca el trabajo que se estaba realizando y que era liderado por Claudio Arce.
"Se logró, de alguna forma, fortalecer una estructura regional, estábamos complicados en una gestión económica con un esquema que era muy centralizado. Eso nos tuvo bastante ocupados en todo el periodo: el lograr conformar esa estructura de gestión con mayor autonomía, quedaron las bases construidas, pero ahora hay que llevarlas a cabo", contó.
-Lograr nuevamente cohesionar al grupo y que aparezcan las voces de los distintos participantes del organismo. El Colegio representa al arquitecto en todos los ámbitos, ayuda por un lado a proteger el ámbito de la profesión y por otro lado, todos los proyectos del sector público que afecten a los ciudadanos. En ese sentido, el Colegio tiene ganado un espacio, esta delegación forma parte de los directorios urbanos, está siendo permanentemente invitado a las instancias de decisión de temáticas urbanas, tanto desde los ministerios como de las municipalidades. En ese sentido, creo que el espacio está ganado.
-Lo que deberíamos hacer ahora es generar más actividades, instancias de reflexión acerca de la proyección y desarrollo de verdad, qué esperamos de nuestra ciudad, qué problemáticas se ven desde los distintos ámbitos. Tenemos cinco facultades de arquitectura, donde hay distintas expertises, tenemos un Premio Nacional de Urbanismo, tenemos las estructuras desde el ministerio, las que implementan las municipalidades y en todas ellas la idea es siempre estar presente y que el colegio, de alguna forma, sea uno de los consultados para abordar estas distintas temáticas para construir una ciudad mejor.
-Hay muchos temas pendientes. La verdad es que esta ciudad no logra ser hermosa y todo lo que el entorno le regaló no está bien aprovechado, el emplazamiento de la ciudad es absolutamente privilegiado junto a un río, en un valle hermoso rodeado de cerros inicialmente que eran verdes, ahora forestados. Entonces, mantener eso y mantener el desarrollo en equilibrio con ello, eso no está logrado. ¿Qué pasa con el cerro Chepe? Ojalá fuera una joya verde, ¿por qué no lo es?
También tenemos que muchas veces la inversión privada no actúa con la responsabilidad que debería hacerlo, centros comerciales que no se relacionan con la identidad del centro penquista, relacionado con sus galerías que aún se puede recorrer a pie.
-Si bien se nota un mayor esfuerzo en el sentido de activar una mayor sensibilidad con lo que pasa en la ciudad, todavía es muy poco. Veo un grupo que es muy destructivo, de vándalos que destruyen y rayan como un factor importante, un grupo relevante que no tiene ninguna conciencia de lo que es público y que finalmente es de todos nosotros. Todavía es muy visible la destrucción que realizan. En el centro principalmente, para qué decir en zonas como la Plaza Perú, que es hermosa, o en el campus de la Universidad de Concepción, donde se puede ver un nivel de destrucción de mobiliario y áreas verdes, lugares donde se ha invertido en mantenimiento.
Por otro lado, sí hay un sector que está más sensibilizado, gente que está participando en rescate de identidad, en valorar lo patrimonial y de impulsar una ciudad hermosa. Entonces, hay que lograr fortalecer ese sector, hay que comenzar a educar desde los colegios con la valorización de los espacios públicos y, con eso, va a salir una opinión más fortalecida que va a poder atacar más lo bonito y lo feo, de las zonas urbanas. La comunidad va a tener más conciencia acerca del cuidado de mobiliarios, independiente de cómo van a adornar sus casas, es un tema de cuidado y valoración de lo que tenemos.
Lo que no puede pasar es que no haya una preocupación por el espacio público, que toda obra entregue y aporte algo al espacio público. Ahí es donde hay que unificar criterios, es cierto que se ve una línea más caótica y a partir de los distintos proyectos públicos inconclusos no se ha logrado un aporte, no logran reimpulsar un barrio porque queda por mucho tiempo no resuelto y empiezan a aparecer obras improvisadas. Por ejemplo, que se aloje el mercado en el sector donde está el Gobierno Regional, entonces se empieza a escapar el objetivo original y finalmente los proyectos quedan inconclusos, como el Teatro Regional, que ha cambiado tanto durante varios años.