Una reforma laboral para todos
Esta semana el Gobierno incorporó indicaciones al proyecto de Ley de Reforma Laboral, sin afectar mayormente su columna vertebral y sin integrar los alcances que han hecho las pymes y las grandes empresas.
Esta omisión, se suma al diagnóstico errado que el ejecutivo ha hecho de las relaciones entre trabajadores y empleadores al señalar que, por ejemplo, "las relaciones laborales se caracterizan por una falta de confianza y colaboración", lo que no se condice con los resultados de la encuesta Bicentenario 2013, en la que un 72% de los trabajadores manifiestan sentir mucha o bastante confianza en la empresa en que trabajan.
Otro planteamiento del proyecto, que va en oposición a lo que en realidad sucede en las empresas y a las expectativas de los trabajadores, es el que establece una sindicalización forzosa que restringe las negociaciones sólo a los sindicatos. Así lo demuestra la última encuesta de temas laborales de la Universidad Adolfo Ibáñez, que arrojó que un 67% de los trabajadores es favorable a que los beneficios logrados en una negociación colectiva se extiendan a los no sindicalizados. La reforma laboral busca eliminar esa posibilidad.
Por otra parte, la misma encuesta establece que un 55% de los trabajadores desearía poder flexibilizar su jornada laboral, idea que los impulsores de la reforma rechazan, a pesar de que es precisamente esa medida la que ayudaría a repuntar la baja tasa de participación laboral de mujeres y jóvenes, según nuestro diagnóstico.
Sin duda, el proyecto de Ley, tal como se ha presentado, va por el camino equivocado, caricaturizando las relaciones laborales, al plantear que, "las normas que regulan las negociaciones son muy rígidas y obstaculizan los acuerdos", cuando en la práctica sólo un 1,3% de las sanciones cursadas por la DT tienen relación con la negociación colectiva u organismos sindicales.
Estas diferencias nos hacen reflexionar que si vamos a normar las relaciones laborales de las próximas décadas en serio, apuntando a una propuesta moderna y equilibrada que genere más y mejor empleo, es necesario escuchar a todos los actores. Los gremios empresariales han manifestado su apertura al diálogo y esperamos que los parlamentarios así lo entiendan y nos convoquen a construir juntos la reforma que Chile necesita.
Alberto
Miranda
Pdte. Cámara de la Producción y del Comercio