Caval y el bienestar de la economía
En economía existe un concepto llamado "free-rider". En algunos textos se define como "consumidor parasito" o "polizón". Este concepto hace mención a aquellos consumidores que se benefician del uso de un bien, pudiendo evitar el pago por ellos. La existencia de "free-riders" resulta nociva para la economía, dado que el Estado debe proveer esos bienes, convirtiéndolos en bienes públicos. Para ello todos los actores de la economía terminan "subsidiando" el consumo de los "free-riders".
Dejando de lado la perspectiva del consumo, se puede establecer un símil entre Caval y un "free-rider". Y es que Caval obtuvo cuantiosos beneficios por la compra y venta de terrenos en Machalí, gracias a los recursos provistos por el Banco de Chile, a través de su vicepresidente, Andronico Luksic. En este sentido, Caval no generó empleos, no generó producción. Gracias a los presuntos contactos privilegiados al que tendrían acceso Sebastián Dávalos, hijo de la Presidenta Bachelet y marido de Natalia Compagnon (socia de Caval), la empresa se benefició de escaso trabajo, a través de recursos ajenos.
Para el común de los chilenos este antecedente presenta un incentivo perverso. Si Caval puede obtener utilidades de $2.500 millones de pesos con recursos ajenos, gracias a influencias políticas, ¿qué incentivo hay de producir, generar empleo, o simplemente, trabajar jornadas de 8 diarias? El incentivo es el ingreso mensual percibido, claro está, pero la ocurrencia de estos casos inducen la incertidumbre sobre si se podrían lograr mayores beneficios realizando labores alternativas a la producción o el empleo dependiente.
Este razonamiento sería racional, pero a la vez perverso. La economía se mide como producción de bienes y servicios. Si en un año se produce más que en el anterior, la economía crece. Al dividir la producción valorizada por precios de un año base, por la cantidad de habitantes de un país, se obtiene el PIB per capita, medida proxy de bienestar (discutible, por cierto). Si los agentes económicos reciben estímulos o incentivos a dejar de producir, disminuye la producción de la economía, el crecimiento y consecuentemente, el bienestar. En este sentido, la ocurrencia de casos como el de Caval, pueden terminar siendo nocivos para el bienestar de todos los chilenos. Suena exagerado, pero indiscutiblemente lógico. ¿O no?