Provisión mixta e inclusión
Javier Vera Jünemann
En el debate sobre la reforma educacional se ha planteado que la inclusión es uno de los objetivos primordiales del cambio que se pretende introducir al sistema. Lograr espacios de convivencia entre alumnos de variadas procedencias no sólo es un acto de justicia, sino además enriquece el aprendizaje de unos y otros. Los ambientes donde prima la diversidad permiten que estudiantes conozcan a pares que han tenido experiencias vitales diferentes, aprendan a respetarlos, a valorar sus opiniones y con ello se derriben las desconfianzas que tanto dañan el tejido social. Instituciones educacionales inclusivas mejoran, sin duda, la convivencia social.
No obstante se suele caer en un error. Se tiende a pensar que el aporte que la institución haga para evitar la segregación depende de la propiedad de ésta. Así, los establecimientos públicos estarían haciendo una mayor contribución para lograr ambientes inclusivos, mientras que supuestamente los planteles privados estarían enfocados en formar a jóvenes de ciertos segmentos socioeconómicos. Nada más alejado de la realidad.
Podemos hallar instituciones inclusivas entre las estatales, tradicionales y privadas, así como encontramos planteles que se han enfocado en ciertos segmentos en las tres categorías. Instituciones de larga data, con vocación pública y que han hecho un gran aporte están al debe en este aspecto.
En el caso de la USS, el 52% de los estudiantes que matriculamos en 2014 son primera generación de sus familias en la universidad. Lo anterior implica no sólo hacer un aporte en la construcción de ambientes inclusivos, sino además cumplir un deber de justicia como es acoger a jóvenes que, provenientes de hogares meritorios y gracias al desarrollo de sus potencialidades, serán un aporte a la movilidad social. Así ayudamos a disminuir los niveles de inequidad.
Formar a jóvenes que han tenido menos oportunidades exige un mayor esfuerzo, pues obliga a implementar planes de nivelación y acompañamiento. Ése es, por excelencia, el desafío de universidades que propiciamos el mérito como principal propulsor de nuestro proyecto educativo.
En el caso de USS Concepción, un 28% de la matrícula de 2014 provino de establecimientos municipales, un 59% de particulares subvencionados y un 13% de particulares pagados. Los académicos y directivos somos testigos a diario de la sinergia que se produce al interior de una universidad que declara como su misión acoger la diversidad de alumnos que matricula.
Así como lo anterior ocurre en esta universidad, muchas instituciones educacionales privadas de otros niveles generan también ambientes inclusivos. Chile tiene un valioso sistema de provisión mixta de educación. Esperemos que los cambios lo mejoren y no destruyan las buenas experiencias.
Vicerrector Sede Concepción