En entrevista con Diario El Sur, la ministra del Deporte, Natalia Riffo, fue clara frente a las dudas que rondan sobre los plazos para remodelar el estadio Ester Roa de Concepción. Aseguró que el 30 de abril de 2015 la empresa Claro Vicuña finalizará los trabajos y que, por lo tanto, la capital regional de Bío Bío será sede de la Copa América, la cual se disputará en nuestro país entre el 11 de junio y el 4 de julio del próximo año.

'El estadio va a estar, tenemos herramientas para fiscalizar e ir monitoreando semanalmente el estado de avance. Estoy enfocada y centrada a que el estadio esté listo según lo que señalan los términos de referencia, que son 210 días y eso nos hace tener un estadio en el mes de abril y listo para la Copa América', explicó tajantemente la ministra, a pesar de que hay varios expertos en la ciudad que aseguran que es difícil que la firma constructora pueda cumplir con los plazos debido a la complejidad de la obra y al poco tiempo -siete meses- que hay como límite para finalizar los trabajos.

La voz y seguridad de la secretaria de Estado, sin embargo, es para abrigar esperanzas de que Concepción será protagonista del torneo de fútbol más importante del continente. De caso contrario, tanto la ministra como las autoridades regionales y comunales que han defendido la inversión de $30 mil millones también se sumarán a la lista de responsables de un proceso lleno de errores y malas decisiones, y que, claramente, tiene su origen en la administración anterior.

La única justificación -aunque para un sector de la ciudadanía no haya ninguna- para pagar un precio muy superior al adjudicado en la primera licitación, tratándose del mismo proyecto, es el deseo de ser sede de la Copa América. Por ello, de no cumplirse los plazos y que, finalmente, la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (Anfp) determine bajar a Concepción como sede del torneo, estaríamos en presencia de un bochorno político de envergadura.

Por el bien de Concepción y de las autoridades involucradas en el actual proceso es primordial que la obra finalice en el plazo estipulado. La comunidad regional no merece quedar al margen de un espectáculo reservado sólo para principales urbes del país. Confiemos en la palabra de la ministra.

La voz y seguridad de Natalia Riffo es para abrigar esperanzas

Concepción, cuna del rock, ciudad universitaria o de la cultura y las artes; afirmaciones que se expresan de manera evidente o subterránea en nuestra urbe. En su intimidad hay una profunda vocación cultural, que se manifiesta en la literatura, las bellas artes, la música y las artes escénicas, entre otras disciplinas. Si hurgamos un poco sobre la superficie descubriremos organizaciones, grupos y personas que, en silencio o quijotescamente, se dedican en cuerpo y alma al desarrollo de estas expresiones que, en ocasiones, tienen poca valoración, aunque forman parte esencial de nuestra identidad.

Según la pirámide de Maslow, estas expresiones representan la trascendencia del hombre por sobre sus necesidades básicas. Hacen referencia a la necesidad de autorrealización. Si lo trasladamos a nuestra región, podríamos decir que se enmarcan en la necesidad de desarrollarse en un ámbito del reconocimiento. Por lo mismo, es absolutamente necesario contar con un escenario para exponer el alma de la ciudad, para el encuentro, la exploración y la celebración de dichas expresiones.

El desafío de concretar el Teatro Regional del Bío Bío es, entonces, una oportunidad de valorar nuestra identidad. El proyecto ganador del concurso público del destacado arquitecto Smiljan Radic, candidato a Premio Nacional de Arquitectura 2014, es un privilegio que no podemos desechar. Se trata de un arquitecto de tendencia y talla mundial. Destaca en su obra el Pabellón Serpentine 2014, situado en los jardines de Kensington en Londres, volumen de una apariencia frágil y etérea, coherente con el relato del teatro.

El edificio de líneas simples, que rememora una arquitectura de estilo moderno del 1950 y que se ubicará en el Parque Costanera Ribera Norte del Bío Bío, se convertirá en una pieza fundamental y lugar estratégico gracias a espacios plurifuncionales que acogerán expresiones artísticas de nivel local, nacional e internacional.

Es en sí mismo un escenario urbano, como un gran telón iluminado de noche, pieza austera, liviana y neutra, a la manera de un objeto posado sutilmente al borde del río buscando poner en valor su entorno más que el propio edificio. Eso a diferencia de un sinnúmero de elementos desvinculados que ya están emplazados en dicho parque.

La propuesta de Radic dista del antiguo anteproyecto encargado al arquitecto Borja Huidobro, que proponía una arquitectura más bien posmoderna, pesada y agresiva que incluso posaba un pie sobre el río. Afortunadamente la mesura ganó a la tentación del ego. Esperamos con ansias contar con este espacio que se convertirá, junto al Parque Costanera, en el nuevo skyline de nuestra ciudad, símbolo de una región e imagen de un país inserto en una red de teatros a escala mundial.

Directora de Arquitectura