Particular
-¿Que en Chile los remedios sin receta cuesten el doble que en EE.UU?
-¡Y los recetados, más el valor de la consulta!
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Federico garcía larraín
No es que los alumnos no sean personas, pero a veces se los trata como si no lo fueran. No en el trato personal, se trata de una privación académica. Ellos suelen preguntar cuando se les presenta una materia, para qué sirve. Casi todos aceptan que las matemáticas, por ejemplo, son útiles para desenvolverse en la vida, pero asumen que muchos ramos no les reportarán utilidad. La tendencia a sobrevivir, aunque sea para mantenerse vivo con un buen nivel, es una de las cosas que tenemos en común con los animales. No es malo, pero es muy básico. Es lo que pretende resolver la pregunta: '¿Para qué sirve estudiar esto?'
Si se ha de tratar al alumno como algo más que un animal al que se debe adiestrar para que pueda obtener su comida -así como la gata le enseña a cazar a sus gatitos-, si se le ha de tratar como persona, habrá que ir un poco más lejos en su educación.
Tomando como punto de partida que el ser humano se diferencia de los animales en su capacidad de conocimiento abstracto y en su libertad, se puede concluir que lo que se debe enseñar a una persona no siempre tiene que responder a un para qué. La vida humana va más allá de eso, tiene un sentido superior al de obtener comida y refugio, por muy buenos que puedan llegar a ser éstos. '¿Para qué?' no es la única pregunta que podemos hacer respecto de algo y eso ya es un indicio de nuestra humanidad.
Para tratar a los alumnos como seres humanos, se debe enseñar con convicción lo que se refiere a lo que nos hace humanos, a lo que nos levanta de las cuatro patas y nos hace mirar al frente y arriba, lo que nos lleva más allá de lo inmediato y de la mera satisfacción de las necesidades básicas: las humanidades.
Tomemos, por ejemplo, la historia. Sólo los seres humanos tienen historia, ya que ella sólo es posible donde hay libertad, donde las cosas pudieron haber sido de una manera y no lo fueron, debido a las decisiones de personas o de grupos. Saber esto y saber historia puede no servir de mucho en el día a día, pero nos inserta en una comunidad que tiene continuidad y cambio. Sin esta memoria colectiva, un hombre puede prosperar materialmente pero se separa de las comunidades que lo han ayudado a prosperar -la ciudad, la patria- y no me parece exagerado decir que un hombre que se aparta de los demás de esa manera se acerca a los brutos.
Podemos considerar también el arte. Ciertamente no hace a nadie rico, eso lo pueden atestiguar los críticos y los artistas, pero el arte muestra y une dos cosas que no se pueden dejar de lado en la educación de una persona: la creatividad y la apreciación por la belleza. El animal sólo percibe lo que le es útil. Por eso, un perro nunca se conmoverá con una canción, aunque pueda oír mucho mejor que un hombre, o un lince nunca podrá apreciar un retrato, por muy aguda que sea su vista. El disfrute de las humanidades es un goce arduo, un gusto adquirido, pero que se asume en la medida en que uno se acerca a los demás hombres y a lo que han hecho a lo largo de la historia para expresar su humanidad.
Sin esta memoria colectiva, un hombre puede prosperar materialmente pero se separa de las comunidades que lo han ayudado a
El pleno de la Corte de Apelaciones de Concepción confirmó ayer que la magistrada Carola Rivas asumirá la investigación que busca establecer la verdad sobre la muerte del joven universitario Jorge Matute Johns, quien fue visto por última vez con vida la madrugada del 20 de noviembre de 1999 y cuyo cadáver fue encontrado el 12 de febrero de 2004, en el kilómetro 22,6, camino a Santa Juana.
Este caso se ha transformado en todo un símbolo de errores y dudas tanto en el plano judicial como policial, ya que en casi 15 años aún no hay claridad sobre lo que sucedió con el joven, a pesar de que en la causa ha declarado un centenar de personas, las cuales concurrieron al mismo lugar en que Matute fue visto por última vez -la desaparecida discoteque La Cucaracha.
El rol que jugará la nueva ministra del caso, quien a partir de hoy reemplazará en la función al inhabilitado magistrado y actual presidente de la corte penquista, Jaime Solís, tiene varios componentes que validan su importancia, no sólo por el objetivo de determinar la verdad y a sus responsables, sino que también por la necesidad imperiosa de que la investigación, esta vez, logre resultados definitorios y desacreditar así todas las incertidumbres en torno al caso.
La ministra tiene, además, en sus manos la posibilidad de recomponer las confianzas entre la opinión pública y la labor del Poder Judicial, puntualmente, en este caso, las cuales se han visto lesionadas durante estos casi 15 años debido a la incapacidad para obtener conclusiones y a la serie de obstáculos que ha tenido la investigación.
Carola Rivas debe tener en claro que, tanto la familia Matute Johns, como la ciudadanía regional y nacional, tienen cifradas altas expectativas en los resultados de su desempeño. En ese sentido, da la impresión que particularmente en ese caso no hay margen para nuevas dudas, en primer lugar porque existe la necesidad lógica de conocer la verdad y a sus culpables, y en segundo término, insistimos, porque está en juego la imagen de transparencia y eficiencia que el Poder Judicial debe defender en sus investigaciones y resoluciones. De no ser así, serán comprensibles los sentimientos de decepción.