Existe la percepción de que nuestro cuerpo y algunas cavidades anatómicas son estériles. Sin embargo, los humanos vivimos en asociación con un amplio número de microorganismos presentes en la piel, en la boca, en el tracto gastrointestinal y en el aparato genital, los que interactúan generando un verdadero sistema de intercambio y de protección inmunológica.
La mujer adulta normal tiene 100 millones de bacterias/gramo de tejido vaginal, donde los lactobacilos debieran ser predominantes. Su función es primordial ya que otorgan acidez y peróxido de hidrógeno, el cual puede proteger de bacterias transmitidas sexualmente. Cuando los lactobacilos vaginales desaparecen o disminuyen, se puede generar un estado de desbalance en el cual predominan bacterias que viven sin oxígeno y la mujer presenta un flujo vaginal de mal olor, aunque la mitad de los casos evoluciona asintomático.
Este cuadro con ausencia de lactobacilos se denomina vaginosis y es el principal motivo de consulta ginecológica. Se ha asociado a abortos, al parto prematuro, a la ruptura prematura de las membranas, a procesos inflamatorios pelvianos y a adquirir Virus Papiloma Humano y Virus de Inmunodeficiencia Humana. Además de originar un cuadro de síntomas molestos y difíciles de tratar, es común que la mujer evolucione con recaídas frecuentes, afectando su salud mental.
El hábito de fumar, la ingesta de antibióticos, el empleo de espermicidas y el hábito de lavados vaginales se han asociado a la vaginosis.
Al rol que tiene la pareja sexual se le ha otorgado bastante importancia, debido a que la presencia de semen podría alterar el PH vaginal y favorecer la proliferación de bacterias patógenas. Pero, ¿los varones pueden tener un cuadro similar al de la mujer? Los estudios realizados son escasos, pero la zona balano-prepucial del pene sería similar al microambiente vaginal desde donde se han aislado lactobacilos. En varones con cuadros de prostatitis, se han encontrado bacterias similares a las encontradas en la vaginosis.
Una alimentación saludable, no fumar, el empleo de preservativos, el uso restringido de medicamentos y el evitar la automedicación, pueden ayudar a la mantención de estos lactobacilos genitales. Así también, existen productos conteniendo bacterias que podrían ayudar a la recuperación. Pero, el inicio de las relaciones sexuales es cada vez más precoz, así como el consumo de tabaco alcanza elevadas frecuencias. Además, la ingesta de antibióticos es indiscriminada a pesar de las advertencias. La invitación es, entonces, a cuidar de nuestro cuerpo y de estas bacterias protectoras.