Chile es el segundo país más envejecido de Latinoamérica y, de acuerdo a la Encuesta Casen 2011, su Índice de Envejecimiento (número de personas de 60 años y más por cada cien menores de 15 años) es de 73,9%, ocupando la Región del Bío Bío el sexto lugar más alto, con el 75,7%. Pero, ¿qué ocurre con esta importante cifra de adultos mayores en términos de inclusión? A diferencia de la integración -que permite convivir con ellos- se requiere un nivel de apertura mayor, 'en que no sólo valoro a una persona en su diversidad, sino también la reconozco como un legítimo 'otro', en igualdad de dignidad y derechos', explicó la trabajadora social Ucsc, Verónica Gómez.
La docente argumentó que 'se ha avanzado en integración, con organizaciones que trabajan con adultos mayores; muchas Cajas de Compensación realizan paseos y otras actividades, se les rebaja el precio para el cine, entonces hay una discriminación positiva'. Sin embargo, aclaró que 'una verdadera inclusión sería que se les permita eso, y además que se les valore y ellos asuman el control de sus vidas'. Según ejemplificó la profesional, una forma sería que no dependan que vayan al cine si hay una política que rebaja la entrada o no, que no importe que paguen lo mismo, 'pero que tengan un salario con que accedan en iguales condiciones que todos', puntualizó.
EN LO COTIDIANO
Para ella esta inclusión debe surgir desde el día a día, lo cotidiano, en cada una de las personas, incorporando el valor de los abuelos en la crianza de los hijos, integrándolos también a las reuniones, a las celebraciones, de manera que se fomente la relación ellos. Es importante, dijo, valorar el aporte que los adultos mayores han hecho y transmitirlo en todos los espacios; 'sin que sean una carga, sino que sea un valor, un bien para la sociedad', planteó.
Y es que el hecho de que los adultos mayores estén invisibilizados en las familias juega en contra de su inclusión. 'Hay algunos muy activos que escriben, crean cosas todos los días, pero no se ven. Entonces, en la medida que sean un referente afectivo, de sabiduría, de aporte a la sociedad, va a ser más fácil relacionarnos con ellos; pero no damos ese paso, nos cuesta', afirmó.
En ese sentido, destacó la importancia de realizar esfuerzos que hagan posible la participación y colaboración de los adultos mayores, 'permitiéndoles que ejecuten tareas similares a las nuestras en los distintos espacios, y los conozcamos realmente; que valoremos lo que pueden hacer al interior de la familia, de las organizaciones, de las empresas, de las comunidades religiosas y de base, y facilitemos que accedan a esos espacios y nos encontremos con ellos. El cambio real pasa por eso, no porque me lo cuenten, sino porque uno lo viva'.
POLÍTICAS PÚBLICAS
Un aspecto en el que, según Gómez , los esfuerzos han sido mínimos, son las políticas públicas en torno a la inclusión, los que a veces, también estarían desconectados de los contextos en los que se desenvuelven los adultos mayores. 'Es distinta la realidad en diferentes territorios, y los programas que se diseñan son iguales para todos, falta avanzar en eso. Está la intención, hay un desafío, pero me gustaría un Senama con mayor capacidad de gestión, de incidencia en los ministerios, y que pudiera instalar discursos elevados, más debate, que integre la misma voz de los adultos mayores, y eso no se ha logrado todavía', sostuvo.
LA FAMILIA: PRIMORDIALES
En la inclusión de los adultos mayores la familia cumple un papel fundamental, por lo que también es importante que se colabore con ellas para que no abandonen a los adultos mayores. Según la trabajadora social, en ese aspecto las instituciones públicas y privadas pueden contribuir a la formación de cuidadores, así como también facilitar a la familia el acceso a ciertos servicios, ayudas técnicas, medicamentos, grupos especializados, atención de salud en los domicilios o traslados.
Cuando se busca mejorar la calidad de vida de los adultos mayores, se piensa en abrir más Establecimientos de Larga Estadía, lo que no ayudaría a la inclusión, 'porque significa que vamos a tener más lugares donde se vayan a vivir los ancianos sus últimos días. En algunos contextos sabemos que es la única alternativa, pero esperaríamos que la sociedad los incluya, por ejemplo, apoyando a las familias en el cuidado, acompañamiento y la vida con los adultos mayores', criticó. A eso, agregó que se pueden crear muchos centros para adultos mayores, pero son lugares en los que se juntan ellos mismos. Entonces, la pregunta que planteó fue: '¿De qué manera hacemos para que vuelvan a la familia, al estadio, a compartir aspectos cotidianos con quienes son menores a ellos? La respuesta según ella es que falta bastante'.
Respecto de la importancia que tiene para los adultos mayores vivir con sus familias, Gómez comentó que 'cuando a éstos se les pregunta si se quieren ir a un hogar, lo primero que dicen es 'no', y la política pública apunta al aumento de los hogares, entonces no sé en qué medida se ha recogido lo que ellos sienten y piensan en relación a esta situación'.
SENTIRSE ÚTILES
Uno de los aspectos que más daño provocaría a los adultos en la sociedad, se relaciona con la pérdida de sentido que tiene su existencia. Así lo afirmó Fernando Bustamante, psicólogo de la misma casa de estudios. 'Frente al estado de inutilidad al que muchos se enfrentan en los últimos años de vida, sentirse incluidos, dignos de ser considerados y que todavía juegan un rol, distinto al de antes, pero que aún pueden aportar; refuerza una serie de variables psicológicas que los hacen sentirse mejor, les da bienestar', explicó. Es en ese contexto donde se hace necesario incentivar al adulto mayor a desafiarse a sí mismo y ser capaz de crear. Ese sentido de utilidad, puntualizó, 'le permite mantenerse activo y beneficia su salud. Salimos todos ganando, porque un adulto mayor que se siente bien, más partícipe y activo, funciona mejor, y genera menos gasto. Por lo tanto, el período en que se transforma en alguien dependiente se hace más corto y eso también alivia todo el desgaste familiar'.
Bustamante valoró la inclusión de los adultos mayores como un círculo virtuoso. 'Si la sociedad los empieza a considerar, ellos también van a querer participar más, aportar; y en la medida que no los consideramos, se van disminuyendo. Las investigaciones señalan que entre más activos se mantienen mentalmente, más tarde llegan los problemas propios del deterioro que se produce a nivel cerebral producto de la vejez', aclaró. Y, si bien reconoció que desde la política pública existe una preocupación por el creciente incremento de la población adulta mayor en Chile, convirtiéndose en un problemática social; el ámbito psicológico se está haciendo poco. 'Hay un beneficio secundario de algunos planes y programas que ha desarrollado el Senama, en recreación, participación y encuentros sociales con otros, pero no porque estén dirigidos específicamente a eso', concluyó.
La familia juega un rol