Catástrofe
Los incendios forestales han generado una nueva catástrofe, esta vez en Valparaíso, donde han dejado al menos 15 muertos, destruido 2 mil viviendas y unas 8 mil familias han quedado damnificadas.
Es cierto que las condiciones en que se produjeron esos siniestros en los cerros han sido especiales, porque se trata de laderas densamente pobladas, con casas precarias sin las mínimas condiciones de seguridad. Factores climáticos y el fuerte viento también hicieron lo suyo para acentuar esta tragedia, con incendios que se desencadenaron como efecto dominó en once cerros.
Todos los años esa ciudad debe enfrentar emergencias durante el verano, aunque no con tal dimensión, y siempre se alude a las precarias condiciones en que se ha realizado la edificación. Sin embargo, esta tragedia ha dado pie a que se inicie un debate respecto a cómo regular la construcción para que se cumplan las mínimas exigencias de seguridad para las personas. También es la oportunidad para hacer un diagnóstico de cuáles son las condiciones en que se han poblado los cerros de nuestras ciudades costeras, como Talcahuano, Penco, Tomé, Lota, entre otras.
Debido a su característica de región forestal, el Bío Bío ha enfrentado históricamente el problema de los incendios forestales. De hecho, entre 1985 y 2013 aquí se han destruido 163,6 mil hectáreas. Es la que ha tenido mayor destrucción en el país, en ese período, seguida de la Sexta y la Quinta regiones.
En las últimas tres décadas, el 30% de los siniestros de bosques ha sido intencional y casi el 29% se debe al tránsito de personas que los provocan por descuido.
Las autoridades han formulado llamados a la población para tomar conciencia acerca de los riesgos asociados a nuestro actuar y a la necesidad de ser cuidadosos para evitar que surja el fuego. Son catástrofes que año a año afectan a extensas zonas de nuestro territorio y a miles de personas que viven, trabajan o hacen turismo en esos lugares. Tienen también un elevado costo económico para el país, que se estima, según cifras del gobierno en unos 50 millones de dólares por temporada.
Ha sido una tragedia. Hoy es tiempo de adoptar las medidas que la emergencia requiere. Pero después habrá que abordar en forma seria y profunda las soluciones respecto a las construcciones en los cerros, tema del que nuestra región no debe quedar exenta.