Mauricio González V.
Acad. Fac. Ciencias Act. Física
USS.
Hace un tiempo sólo se hablaba de la crisis deportiva de Colo Colo, la que ha quedado en el olvido después que el equipo se coronara campeón. Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, periodistas, hinchas y público en general han coincidido en que siempre se vio a un solo equipo en la cancha, cohesionado de capitán a paje, pero con los ajustes del caso. Esto en referencia a conductas inapropiadas de jugadores en ciertos partidos, sin embargo, los líderes positivos y el bien común del equipo fueron grandes aliados para llegar al final del camino con éxito.
Al analizar los motivos por los cuales un equipo logra tal cometido, podríamos señalar una de las variables más antiguas para conformar un equipo: la elección de los jugadores. En este sentido fueron respetadas las ideas de Héctor Tapia quien, con acierto, supo elegir y solicitar a los jugadores para rearmar un equipo. Así, fueron incorporados Justo Villar, baluarte en el pórtico; Julio Barroso, central de gran categoría; Jaime Valdés, volante de gran trayectoria en Europa y regularidad en medio terreno, y Esteban Paredes, repatriado desde México y quien demostró gran liderazgo y capacidad goleadora.
A esta columna vertebral se sumaron jóvenes que el cuerpo técnico proyectó y que respondieron a la confianza y otros no tan jóvenes que mejoraron su rendimiento como Vecchio, Fierro y Esteban Pavez.
Pero, una cosa es elegir y otra dirigir. En eso Héctor Tapia ha demostrado experticia, supo manejar un camarín lleno de figuras, logró cohesionar un equipo, los mentalizó y le dio confianza a todos, los convenció para trabajar en pos de un bien mayor y les hizo sentir que eran los mejores jugadores del mundo, esto en palabras de varios jugadores al término del partido con S. Wanderers.
El mismo Tapia manifestó que, más allá del sistema táctico y de la estrategia, lo importante en el logro de la estrella número 30, fue el factor humano, la familia colocolina al interior del camarín sufriendo y gozando cada paso como el gran araucano.
Al margen de las metodologías, se vislumbra una dimensión psicopedagógica por parte del entrenador, que se manifiesta en una prolongada relación con sus jugadores. Así, las relaciones interpersonales constituyen un pilar fundamental en el entrenamiento y la competición de alto nivel. El papel que desempeña el entrenador tiene varias aristas: pedagogo, coordinador-líder, técnico y gestor "manager". En consecuencia, un conocimiento pluridisciplinar, requisito básico para trabajar en el fútbol moderno y que Héctor Tapia realizó con maestría, acompañado por un cuerpo técnico de buena gente y muy capacitado. Seguramente Colo Colo inspirará a otros a seguir el mismo camino. Eso es lo lindo del fútbol.