Al tratarse de enfermedades nuevas que han llegado al país, donde las plantaciones de pino radiata alcanzan a 1 millón 700 mil hectáreas aproximadamente, el potencial de daño es serio.
Estandarizar las metodologías para establecer controles de calidad y reglamentar la industria de control biológico, una materia aún incipiente en Chile, es el objetivo del curso "Evaluación de la calidad de productos en base a Trichoderma", organizado por la Facultad de Ciencias Forestales UdeC.
Trichoderma son los principales hongos utilizados como agentes de control biológico en enfermedades de plantas en el mundo, constituyéndose esta herramienta biotecnológica en una importante estrategia para reducir los daños en cultivos agrícolas y forestales.
El curso, que fue dictado esta reciente semana por el doctor Wagner Bettiol, profesor de la Universidad de Sao Paulo e investigador de la empresa brasileira de pesquisa agropecuaria Mbrapa, junto a la doctora Zayame Vegette Pinto de la misma empresa compartieron con los estudiantes de pre y postgrado, metodologías en torno a la evaluación de la calidad de los productos comercializados en base a este hongo.
Bettiol, señala que Brasil posee un mayor desarrollo de control biológico en insectos más que en enfermedades, pues iniciaron las investigaciones 50 años antes. De esta forma, en el cultivo de la caña de azúcar en Brasil, el 80% de la superficie es aplicado control biológico en base a hongos entomopatógenos y predadores, "prácticamente todas las empresas que producen caña de azúcar tienen un laboratorio de control biológico", destacó.
A partir del año 1995 se realizó el primer bioproducto para combatir patologías, utilizando básicamente el hongo Trichoderma en cultivos de soja, algodón y frijol.
Asimismo, la integración real entre empresa y universidad comenzó sólo hace cinco años en Brasil, y hoy en día,prácticamente todos los científicos que inician este tipo de investigaciones piensan en el desarrollo de bioproductos, destacó el científico Dr. Bettiol.
En tanto, el doctor Eugenio Sanfuentes de la Facultad de Ciencias Forestales de la UdeC, destacó el aporte de estos conocimientos a las investigaciones de postgrado.
"Las especies de Trichoderma poseen una serie de características inherentes que les confieren la capacidad de controlar diversos patógenos de plantas, ya sea aplicados al suelo, substrato, semillas, follaje, y tanto para cultivos agrícolas como forestales. Además, este grupo de hongos posee el mayor número de patentes comerciales como agentes de biocontrol, constituyéndose en un modelo a seguir", señaló.
De esta forma, agregó Sanfuentes, "podremos comparar la calidad de los productos y estandarizarlo con Brasil, quienes poseen la mayor experiencia en Latinoamérica".
En Chile, el trabajo en bioproductos es relativamente reciente, "debemos avanzar en el control de calidad, pues toda producción debe tenerla. Con este tipo de experiencias en Brasil podremos determinar si se mantiene inalterable la eficacia para garantizar su calidad en el momento de comercializar el producto", precisó el profesional chileno.
Por último, cabe destacar que en Chile ya se ha comenzado a utilizar Trichoderma para control biológico en diversas patologías. De esta forma, en los laboratorios de la UdeC se espera poder aplicar estas metodologías contra el patógeno Fusarium circinatum, para generar en el corto plazo bioproductos comerciales. "De aquí a un año y medio debemos tener un producto comercial para ser aplicado en viveros forestales", adelantó Sanfuentes.
El hongo Fusarium circinatum, fue detectado en Chile el año 2001 en viveros forestales. Debido a lo insuficiente de los controles químicos, la alternativa biológica surge como una buena posibilidad en el contexto de manejo integrado de la enfermedad.
La patología actualmente está circunscrita sólo a viveros y jardines de setos. En ese sistema, dice Sanfuentes, el control biológico tiene mayores expectativas de éxito.
"El control biológico, del punto de vista que utilizamos nosotros, se basa en el uso de ciertos organismos (hongos y bacterias) para el control de este patógeno. La idea es seleccionar hongos o bacterias que presenten un potencial de control de este patógeno en condiciones de vivero y, en el mediano plazo, poder formular un producto biológico comercial", señala.
La enfermedades cancro resinoso del pino (Fusarium circinatum), y daño foliar del pino (Phytophthora pinifolia) son investigadas a fondo por científicos del Centro de Biotecnología y la Facultad de Ciencias Forestales junto a empresas del sector.
El proyecto tiene una duración de tres años y en él están comprometidas las tres empresas del grupo Arauco, Forestal Valdivia, Celco y Bosques Arauco; Forestal Mininco; Masisa; los viveros privados, Los Olmos y Los Tilos, y la empresa Controladora de Plagas Forestales (CPF).