Cuando nada tiene sentido
Muchas veces escucho decir que el presente no funciona, que pareciera que nada tiene sentido o, en los mejores casos, reconocen que necesitan de una reestructuración en sus vidas. Ambos desafíos son interesantes, buscar un sentido de vida o bien darle un nuevo sentido a lo que ya existe.
Esas crisis no sólo ocurren a nivel de pareja sino en todo cuanto es importante para nuestras vidas. En esas circunstancias, lo vivido versus lo esperado toma un curso importante en relación a los sueños, ideales o expectativas de vida.
No se trata que se esté volviendo loco al inquietar su mente con estos cuestionamientos vitales. Posiblemente pueda entrar en momentos de confusión, no obstante todos son cuestionamientos necesarios para encontrar el anhelado equilibrio.
La gran mayoría de las veces nuestra vida se convierte en una obviedad, donde no existen aperturas a nuevas configuraciones, por lo tanto es natural romper esos esquemas y en ocasiones sentir que las cosas no tienen sentido.
Esos conflictos mentales de todo punto de vista son positivos, ya que permiten organizar ideas, deseos o ilusiones personales que van a traer como consecuencia un nuevo sentido o lo que hoy concibe como presente.
Resolver incertidumbres y, en algunos casos, las obviedades de la vida, lo situarán en una nueva construcción de su futuro. No le garantizo que este encuentro ven
ga colmado de buenos días o alegres sentimientos o pensamientos, por el contrario es posible que acumule tensión, duda, pena o frustración.
Pero nada es peor que vivir una vida sólo con obviedades, certezas o aplanamientos afectivos, donde lo desconocido no lo descubrió por miedo o resistencia al cambio. Estancar una crisis no sólo sería una involución, sino un cúmulo de malas decisiones a futuro.
Si usted se encuentra en esa situación hoy, sin duda es afortunado, ya que antes de lo que crea va a encontrar la repuesta un nuevo ciclo de su vida.