Bienvenida tomecina sorprende a profesores al volver a la Región
Miriam Muñoz, Silvio Mellado y Jorge Carvajal fueron recibidos entre cuecas, abrazos y alegría, tras haber sido encontrados a 2.400 metros de altura en el volcán Llaima.
La plaza de Tomé estaba llena de colegas, amigos, familiares y conocidos de los profesores que habían desaparecido en las faldas del volcán Llaima, esperando ansiosos poder volver a verlos después de los días de angustia que vivieron desde el sábado 1 de febrero. Cerca de las dos y media de la tarde se terminó la tensa espera, y los tres docentes -Miriam Alejandra Muñoz Aguilera (44), José Ernesto Carvajal Figueroa (60) y Silvio Rolando Mellado (53)- bajaron desde un automóvil verde, frente a la plaza, sonrientes y emocionados.
De inmediato, todos se abalanzaron para abrazarlos y felicitarlos por sobrevivir a una odisea marcada por las bajas temperaturas, las intensas lluvias y el viento hostil. El llanto quedó de lado, el ambiente se tornó festivo con la presencia de los 30 integrantes del Centro Cultural de Folclor Lingueral, grupo de profesores del que forma parte Silvio Mellado.
Con guitarras y las voces de todos los maestros, interpretaron una cueca alusiva a Tomé, la que fue bailada por el propio Mellado, demostrando que su salud está recuperada.
MUESTRAS DE CARIÑO
"Estoy feliz porque está toda mi familia acá, todos los que no pudieron viajar a los pies del volcán a esperarnos, me recibieron ahora con una emoción descontrolada", mencionó José Carvajal en medio de la recepción. "No esperábamos menos, porque sabemos del cariño de nuestra gente, nosotros nos queremos muchos, somos un pueblo pequeño donde existe mucho amor entre todos", agregó Silvio Mellado en medio de abrazos y risas.
Miriam Mellado, asegura que este recibimiento es la inyección de ánimo que necesitaban después de lo vivido. "Es emocionante encontrarnos con todos los seres queridos aquí, porque ellos eran justamente nuestra mayor preocupación mientras estábamos perdidos. Ver estas demostraciones de cariño nos renuevan todas las energías que perdimos, así nos vamos a ir recuperando mucho más pronto", dice la profesora.
DÍAS EN EL INFIERNO
La alcaldesa de Tomé, Ivonne Rivas, también estuvo presente en la llegada de los profesores y comentó que "lo que pasó en la montaña, el que los rescatistas llegaran justo en el momento que se les necesitaba, fue un milagro de Dios. Si hubiesen ido horas más tarde, los resultados habrían sido distintos, así que estamos muy contentos, pero por sobretodo, agradecidos".
Efectivamente, como también explica Miriam, Jorge y Silvio, el momento del rescate coincidió por fortuna con un momento en que el mal tiempo se calmó. "Cuando nos encontramos con la patrulla de rescate fue en un momento muy especial. Tanto así, que cuando los rescatistas nos subieron al helicóptero, éste se elevó y de inmediato comenzó nuevamente la tormenta. El momento en que la tormenta amainó, que fue por aproximadamente seis horas, fue el tiempo en que aprovechamos de caminar desde donde estábamos refugiados hasta donde nos estaban buscando, en alrededor de 8 kilómetros. Fue una suerte que existiera justo ese espacio de tiempo bueno", explica Mellado.
También, aclara que el grupo tuvo un buen ascenso del Llaima, "de 8 horas, lo que es bastante bueno. Llegamos a las seis de la tarde, pero se produjo mal tiempo en el acceso que va desde la falda del volcán hasta el campamento base y ahí nos perdimos, porque nos desviamos, se puso muy oscuro. Entonces hicimos un refugio para el primer día. Al siguiente decidimos continuar buscando el camino de regreso, pero el tiempo no nos acompañó y debimos esperar pacientemente por tres días de lluvia, viento y nieve. Estábamos protegidos con un pendón, una piedra, una cinta de emergencia y algunos cordeles. A penas vimos el primer indicio de luz, sin tormenta, lo aprovechamos para caminar".
Jorge Carvajal lo define así: "fueron unos días de infierno. De pura lluvia, nieve, viento, muy bajas temperaturas, sin poder salir de donde estábamos. La visibilidad era nula, a dos metros ya no se veía nada. Esos fueron unos días terribles, pero gracias a la cohesión de grupo y los conocimientos de montaña, nos pudieron rescatar. Nosotros estuvimos en el infierno y gracias a la fe que tuvimos ahora podemos estar de vuelta acá.".
LECCIÓN DE VIDA
Cuando los profesores se dieron cuenta de que habían perdido el rumbo y de que no podían ver nada que estuviera más lejano de dos metros, comenzaron a buscar un lugar donde no ser azotados por el mal tiempo. "Nos refugiamos bajo las piedras, donde nos cobijábamos del viento solamente, porque la lluvia de todas maneras pasaba por todos lados. Estábamos muy juntos, nos abrazábamos, y ocupamos técnicas de supervivencia para mantenernos. Yo volví a nacer después de esto", afirma Carvajal.
Todos coinciden en que esta experiencia los acompañará para toda la vida, no sólo como una odisea difícil de olvidar y digna de contar a las futuras generaciones, sino como un hito que les permite enfrentarse de otra manera a los acontecimientos. "Nos queda una lección de vida y nos permite repensar y revaluar todo lo que hemos hecho, incluso replantear el futuro, tanto familiar, como amistoso, cultural y hasta religioso", dice Silvio Mellado.
Miriam Muñoz asegura que, "aunque parezca una frase cliché, volvimos a nacer. Dios nos dio otra oportunidad de vivir, y no nos cabe duda de que es así, porque esas condiciones climáticas eran muy adversas".
En este momento los tres profesores se encuentran en buenas condiciones de salud. "Yo solamente estoy muy delicada de los músculos, pero en general estamos bien. En algún momento se habló de problemas pulmonares o respiratorios, pero no tenemos ninguno", aclaró la docente.
Durante la mañana del sábado 1 de febrero los tres docentes ascendieron al volcán Llaima, tras alojar en el sector de Malalcahuello, provincia de Malleco. La acción la realizaron sin dar aviso a carabineros ni a Conaf, organismos que ya habían advertido de las malas condiciones del tiempo en el lugar.
A las 16.30 horas del domingo 2, comenzaron las labores de búsqueda, las que debieron ser abortadas en algunas oportunidades por las malas condiciones del tiempo. La búsqueda, además se complicó porque como ellos no avisaron que ascenderían, no se conocía qué ruta tomarían para ir o para volver del macizo.
Finalmente fueron encontrados con vida a 2.400 metros de altura, en el sector sur del Llaima. buen estado de salud pero con signos de hipotermia, aunque no de desidratación porque siempre tuvieron acceso a agua.