Hemos conocido la designación de los 15 intendentes del país, los primeros de la administración de la Presidenta electa Michelle Bachelet Jeria. Para el caso de la Región del Bío Bío, la designación recayó en el trabajador social y magíster en comunicación estratégica, Rodrigo Díaz Wörner.

Militante democratacristiano, tiene 46 años y posee una experiencia política avalada por años. Fue seremi de Gobierno, gobernador, concejal, a lo que suma experiencias en el sector privado, en la minería y las sanitarias, desde Essbio.

Enormes desafíos son los que esperan a la autoridad en el edificio de calle Arturo Prat y no sólo por Concepción, sino por las restantes comunas, cada una de las cuales tiene características y problemas distintos. Es de esperar que el jefe regional resuelva problemas agudos de la zona: la falta de viviendas, trabajar por mejorar la calidad de vida, avanzar en integración y ayudar a mantener la competitividad del territorio.

La particularidad es que a todas las une el ser parte de un territorio único y que se ha consolidado como una potencia segunda económica y educativo- cultural del país. La Región del Bío Bío merece mucho más de lo que recibe en función del aporte económico que hace. Con todo, hay una salvedad respecto del futuro inmediato. Una de las promesas de campaña de la entonces candidata Bachelet fue la elección directa de los jefes regionales. En esa perspectiva, es de esperar que Rodrigo Díaz sea el último intendente designado desde La Moneda. Chile y las regiones sufren una lógica perversa de no poder desarrollar su máximo potencial porque simplemente Santiago no entiende las lógicas de Arica, Antofagasta, Copiapó, Talca, Chillán, Valdivia o Punta Arenas.

El desarrollo del país está directamente ligado a su descentralización, es decir, a que cada una de las provincias puede definir su destino y ser obligadas a sacar su máximo potencial. Concepción, Chillán, Arauco, Los Ángeles tienen gente de calidad, por eso es urgente democratizar esta instancia.

El actual gobierno dio un paso importante al establecer la elección directa de consejeros regionales. Se recordará que en los últimos comicios la ciudadanía tuvo que pronunciarse al respecto. La elección directa era una aspiración de las regiones, al poder elegir a sus autoridades que, teniendo voz y voto importante para el desarrollo local, no representaban la expresión ciudadana. La tarea pendiente ahora es dar el paso siguiente, con la elección de los intendentes.

Si observamos la experiencia internacional, podemos concluir que uno de los aspectos clave para mejorar la calidad de la educación es poner el acento en la formación de profesores. Es el caso de Finlandia, país que con un ingreso inferior al de sus vecinos ha logrado los primeros lugares en el informe Pisa.

Para la sociedad finlandesa, los docentes son considerados entre los profesionales con mayor prestigio -es un honor ser maestro de primaria-, lo que se traduce en condiciones de vida acordes a su responsabilidad.

La realidad de Chile está lejos de aquello y por lo mismo en los últimos años, lamentablemente, hemos registrado una merma en el interés de los jóvenes por estudiar Pedagogía. Entre los años 2010 y 2013, la matrícula en Educación en todo el sistema universitario disminuyó un 16%, pasando de 23.058 alumnos a 16.839. Ante este panorama, la Beca Vocación de Profesor, si bien ha sido una importante herramienta creada en 2011 para atraer a alumnos talentosos a las carreras de Educación, no ha tenido los resultados esperados. Los estudiantes con altos puntajes, aunque se les ofrezca gratuidad en la carrera e incluso ayudas especiales y la posibilidad de cursar un semestre en el extranjero en el caso de aquellos que superan los 720 puntos en la PSU, no optan por esta noble profesión.

No cabe duda de que como país ya no basta idear mecanismos para que los alumnos aventajados quieran estudiar Pedagogía. Debemos pensar en estrategias para mejorar las condiciones labores de los profesores y también la valoración social de esta profesión. La comunidad debe entender la trascendencia de la labor del profesor para el progreso del país y el sistema tiene que proveer un marco legal adecuado para el ejercicio profesional. Un marco que permita atraer y mantener a los buenos maestros en la enseñanza. Es sabido que casi el 20% de los nuevos profesores se retira de la profesión tras el primer año trabajo y alrededor del 40% después del quinto año.

Por un lado, se espera que los profesores obtengan remuneraciones adecuadas a su alta responsabilidad y que, considerando su esfuerzo y desempeño, éstas vayan evolucionando. Asimismo, deben idearse sistemas que posibiliten la capacitación permanente, que permitan a los profesores, además de mejorar su labor en el aula, su desarrollo personal. En este aspecto, existe la posibilidad de establecer alianzas con las universidades para ofrecer programas de perfeccionamientos acordes a las necesidades de los docentes considerando las realidades locales de los establecimientos donde se desempeñan.

Uno de los elementos que facilitaría el dinamismo en el sector y el estímulo al buen desempeño docente es otorgar flexibilidad a los directores para atraer a buenos profesores a sus establecimientos.

De esta manera, entendiendo que los cambios tienen su punto de partida en la mejora del desempeño docente, podremos alcanzar el objetivo que anhelamos: que los niños chilenos vivan en un país con igualdad de oportunidades y que todos tengan una educación de calidad.