El puente de la polémica
La situación en torno al Puente Cau Cau se ha convertido en materia de análisis nacional e incluso, de bromas. Pero en la Región de Los Ríos, particularmente en Valdivia, es un problema muy serio, que se registra en la obra más anunciada y esperada de los últimos 20 años por la comunidad de esa zona; una inversión que supera los 16 mil millones de pesos, destinada a solucionar un antiguo problema vial y a convertirse en un ejemplo de ingeniería por ser el primer viaducto basculante del país.
Lamentablemente la historia de esta obra pública tiene una larga lista de malas experiencias y postergaciones: desde la multiplicidad de estudios efectuados de 1991 en adelante, los cuales después debieron repetirse por estar obsoletos; hasta el falso topógrafo contratado en las obras y que fue descubierto el año pasado. Sin olvidar que estaba en la lista de Obras Bicentenario que debieron entregarse en 2010, pero que no se concretaron.
A eso debe añadirse su inclusión como promesa en cuanto discurso electoral se ha pronunciado en esa Región en las últimas dos décadas (y que no han sido pocos) y su incorporación en las agendas de visita de los líderes nacionales, para aparecer dando datos sobre los avances.
El puente Cau Cau ha servido para todo y todos.
Por eso llama la atención que una falla severa como la que aparentemente tiene no haya sido detectada a tiempo. Y sorprende la reacción de las autoridades tan diversa, tan confusa, descubriendo falta de comunicación entre los diferentes niveles administrativos y una centralización de las decisiones abismante.
También llama la atención que, siendo una obra tan importante y significativa, no tuviera mecanismos de control más eficientes, como lo evidencia un informe de la Contraloría de principios de 2013.
Ahora todas las miradas van a la empresa española Azvi, encargada de la construcción, a la cual se indica como causante del problema. Pero en Azvi se negaban a hablar con la prensa sus ejecutivos dicen que la vocería es del MOP-y nadie entregaba hasta ayer una versión clara, ni técnica de lo ocurrido. Lamentable actitud. Olvidan ambos (mandante y ejecutor de la obra) que señalar un culpable no basta en este caso, porque la responsabilidad de un servicio público, no se delega.