Muchas de las historias de éxito han partido de la nada o solo por casualidad. Como esas hay varias en el mundo y en Chile también. Ese es el caso de Armin Kunstmann, el valdiviano de corazón que desde el estacionamiento cerrado de su casa partió haciendo cerveza y hoy sumarca es una de las más reconocidas del mercado nacional e internacional.
El empresario estuvo en Concepción junto a su hijo Alejandro para visitar algunos clientes y, por qué no, prospectar la opción de abrir algún local propio en la zona. En su breve paso por la ciudad, ambos se tomaron unos minutos para conversar con este medio sobre cómo surgió esta compañía familiar y qué aprecian del mundo actual de la cerveza.
Armin Kunstmann estudió ingeniería civil química en la Universidad Federico Santa María de Valparaíso. Llegó al mundo de esta bebida por su formación profesional y porque trabajó muchos años en una empresa de levadura, que tiene procesos muy parecidos al de la cerveza, aparte de sumarse a la tradición valdiviana sobre la materia, que partió en 1850 con la llegada de los primeros colonos alemanes a esa parte del sur del país, pero que se perdió con el gran terremoto de 1960, que lo sorprendió con solo 6 años.
"El megasismo destruyó toda la industria cervecera, hasta que en 1991 partí con el negocio. Aparte, mientras estuve en Estados Unidos, me topé con un libro que enseñaba a hacer cerveza casera. Adquirí los ingredientes y me puse a hacer el líquido en mi casa. Esto le empezó a gustar a mi familia, vecinos y amigos. Hicimos muchas pruebas y como esto empezó a funcionar, con la idea de independizarme, nos lanzamos en familia a fines de los 80. Instalamos una pequeña cervecera en el garaje de la casa. Cerramos las puertas, dejamos el auto afuera, el que luego vendimos para hacer capital e instalar equipos y estanques", contó.
Fue así como el 13 de septiembre de 1991 vendieron la primera caja junto a su esposa a unos amigos que tenían restaurantes. Ahí partió todo, con un crecimiento paulatino en la medida que llegaban pedidos, incluso desde el espacio cerrado de la casa vendían a Concepción. Antes ya estaban enviando a Temuco y Puerto Montt.
En esos años, todo era muy de nicho, con venta en locales puntuales y con poco volumen, saliendo de una cochera. La problemática de ser muy artesanal estuvo en la logística, hasta que decidieron cambiarse de ahí y se trasladaron a una zona que se llama Torobayo, desde donde nace el nombre de una de las cervezas.
EL CAMBIO
Con instalaciones más modernas, comenzaron en 1997 a transformar todo en algo más turístico, mezclado con gastronomía alemana y venta se souvenirs, algo que les permitió aumentar los volúmenes y se dieron cuenta que requerían un socio estratégico para poder llegar a más lugares. Fue así que en el 2002 nació el contacto con CCU, firma que se sumó solo para lo que es la distribución y venta.
Tiene cinco hijos, quienes crecieron en la empresa, conocen muy bien el manejo y, por supuesto, la fabricación, ya que todo eso sigue en Valdivia, en un planta que elabora 45 millones de botellas al año, que se venden en Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia y Brasil.
Alejandro, que tiene solo 30 años y que está llamado a tomar las riendas en el futuro, relató que desde niño, cuando funcionaban en el garaje, estuvo junto a sus hermanos involucrados en el tema y tienen claro lo que significa el desarrollo de la cervecería, hasta que se fueron al sector Toro Bayo. "La verdad que en los veranos trabajábamos y ya más grandes nos comprometimos de forma distinta. Actualmente estoy a cargo de un área comercial y los que nos diferencia de otros es que estamos totalmente inmersos en la empresa", expuso.
Con el paso de los años, han visto una evolución en el mundo de la cerveza y en ese sentido, Armin señaló que existen varios estilos, como el europeo, alemán, belga o americano, pero también hay otros que le ponen sabores, pero "como digo, el límite está en la imaginación del cervecero, porque puede jugar con los ingredientes, pues hay una multiplicidad de cosas".
EXPERIMENTAL
En el caso de Kunstmann partieron con la Lager, que es la más clásica, para pasar a otras con otro tipo de fermentación, a lo que van agregando distintas variedades, que llegan a 16, que están en todo Chile, más otras experimentales. En ese sentido, Alejandro afirmó que cada dos meses tienen una línea diferente, con cepas que van cambiando, pues están en un constante proceso creativo, con lúpulos o maltas de otra forma, al igual de etapas del proceso que se pueden aplicar.
"Una de las gracias de la línea experimental es que se estamos probando constantemente en los locales de la empresa, que es una muy buena plataforma para tener una retroalimentación sobre qué le gusta a la gente, cuál es su opinión y qué pide, sobre todo porque el chileno se ha ido haciendo más cervecero en el tiempo, aunque colocándolo en el contexto mundial, todavía nos falta mucho", planteó.
Hoy día el consumo per cápita en el país es de 47 litros al año, cifra muy lejana a naciones top sobre el tema, como República Checa o Alemania, que están sobre los 100. Ello, porque, de acuerdo a Alejandro, ha habido una evolución tanto en la forma de beber como en el tipo que exige el público, pues la búsqueda va, aparte de los sabores, por los cerveceros, su origen, cómo la hizo o los ingredientes que usa.
En ese sentido, expuso que todo el segmento craft en Chile, que son las artesanales con cierta escala y con profesionales a cargo, ha ido creciendo. Por eso, es que la empresa valdiviana abre sus puertas al público, para que vea como se hace todo, ya que hay un interés sobre la materia.
FUTURO
Sobre el futuro, Alejandro indicó que uno de los grandes proyectos de la compañía es contar con más locales propios, junto con proyectar la experiencia por medio de los espacios de la marca. Hoy en día tienen cinco, distribuidos en Torobayo, Isla Teja, dos en Santiago y hace un par de años uno en Bariloche (Argentina), que tiene muchas similitudes con Valdivia. Y otra iniciativa es seguir desarrollando la cultura y categoría de las cervezas especiales, seguir trayendo propuestas creativas, lo cual los lleva a tener constantemente cervezas nuevas.