Busca alertar el cáncer de piel con cámaras infrarrojas de bajo costo
Luego de titularse como ingeniero civil electrónico, Sebastián Godoy decidió seguir profundizando sus conocimientos y especializarse en el área de Telecomunicaciones, lo que lo llevó a cursar estudios de doctorado en Estados Unidos. Fue en dicha etapa donde dio los pasos que hoy lo tienen liderando un proyecto innovador y de gran potencial por sus posibles usos e impacto a nivel de la salud de la población, ahora como profesor asistente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Concepción (UdeC).
Se trata del Fondecyt de Iniciación "Caracterización térmica de la piel humana usando cámaras infrarrojas de bajo costo para aplicaciones médicas", en el que participan alumnos de Ingeniería Civil en Telecomunicaciones e Ingeniería Civil Biomédica y también de postgrado de la Facultad de Ingeniería de la UdeC, que comenzó a ejecutarse a fines de 2015 y está a poco de culminar. Cuenta que éste surgió por su anhelo de replicar, de alguna manera, lo que se estaba desarrollando en la nación norteamericana sobre la utilización de termografía, muy aplicada en la industria y minería, pero en medicina, donde usando cámaras infrarrojas o térmicas y una teoría que se aplica en Telecomunicaciones, se buscaba detectar o predecir el cáncer de piel al "fotografiar" lesiones sospechosas.
LOS RESULTADOS
Por el costo de la tecnología, equipos de 60 mil dólares, afirma que económicamente era inviable para Chile, por lo que para continuar con esta línea se optó por buscar cámaras de menor valor con las que se pudiera llegar a una capacidad de diagnóstico similar. Así, exploraron las posibilidades y adquirieron tres: una de 20 mil dólares, otra de mil y otra de 250. "Lo que hicimos fue comparar el diagnóstico que podíamos obtener con una cámara con altas prestaciones (60 mil dólares) versus las cámaras que tenemos. Hicimos una detección y comparándonos con la biopsia nos dimos cuenta que la cámara más económica no da la capacidad para realizar un diagnóstico. Sin embargo, la de mil dólares sí muestra resultados totalmente comparables y a veces mejores que la cámara más cara. Ese es un resultado realmente importante, observamos que esta cámara tiene un gran potencial y tiene todas las posibilidades de diagnosticar si una persona tiene cáncer o si es sospechoso de ello", sostiene el doctor Godoy.
Sobre esto, reconoce que si bien quizá no se pueda predecir con la misma exactitud, apunta que "sí podemos tener un dispositivo que permite hacer un monitoreo remoto no invasivo, rápido y objetivo de una lesión", lo que permite realizar una categorización de los pacientes, similar a la que se realiza en los servicios de atención de urgencia, pero en este caso para el área de Dermatología. "Así, podríamos decir si un paciente tiene una lesión de una alta probabilidad de ser cáncer de piel y derivar para atención inmediata con un dermatólogo, o saber si no es tan peligroso y se podría esperar más", manifiesta Sebastián Godoy, quien anhela que esto, que se encuentra aún en etapa de laboratorio, se transforme en una aplicación real por el gran aporte que considera que tiene para la salud, especialmente como una herramienta en beneficio de la población de "zonas rurales o remotas, donde no hay especialistas, se podrían hacer monitoreos no invasivos y rápidos, y así evaluar cuáles son los pacientes más o menos críticos, y saber a quién se debe trasladar de inmediato a un centro de atención con especialistas como el hospital regional", plantea el investigador.
Al respecto, precisa que además de enfocarse en lesiones atribuibles a cáncer de piel, han explorado otros usos, como aplicaciones en pie diabético o quemaduras.
LO QUE HAY Y LO QUE VIENE
Para entender el significado de este proyecto y la manera en que esta tecnología se puede aprovechar en medicina, el doctor Godoy explica que "las cámaras infrarrojas capturan videos que en vez de mostrar el sol o la luz artificial que se refleja en el cuerpo, lo que refleja es la temperatura que el cuerpo emite". Con esto, el equipo de investigadores diseñó un algoritmo, que se publicó en una revista de óptica biomédica el año pasado, que procesa los datos entregados por la cámara en relación a la temperatura de una zona y su evolución en el tiempo (video de 3 minutos), y permite realizar una categorización de sospecha o riesgo de una lesión.
Por estos resultados favorables, que son un sueño hecho realidad para Godoy, otro que quiere cumplir, evidentemente, es que esto salga del laboratorio, se transforme en un prototipo y luego en un producto real que mejore el acceso y atención en Dermatología, con equipos de profesionales en salud no especialistas capacitados para usar la tecnología.
En este sentido, comenta que un estudiante de magíster se encuentra empaquetando los algoritmos con unas cámaras portátiles como última fase del proyecto y que lo siguiente es postular a un nuevo financiamiento para llegar a un prototipo precomercial y de uso real. "La idea es que en 2 o 3 años más podamos tener este prototipo funcional monitoreando gente en los Cesfam, por ejemplo", finaliza el investigador con emoción.