Un equipo de investigadores ha desarrollado una envoltura ecológica a partir de cáscaras de cangrejo y fibras de árboles para reemplazar el tradicional embalaje de comida de plástico, según un estudio publicado en la revista especializada ACS Sustainable Chemistry and Engineering.

Para lograr este material, científicos del Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos, analizaron los dos biopolímeros más comunes de la naturaleza: la celulosa y la quitina, para determinar de dónde podrían extraer estos materiales. Así, la nueva envoltura ecológica se fabrica pulverizando múltiples capas de quitina de cáscaras de cangrejo y celulosa de los árboles para formar una película flexible similar a la del embalaje de plástico tradicional.

"El punto de referencia principal con el que lo comparamos es el PET, o tereftalato de polietileno, uno de los materiales a base de petróleo más comunes en el envase transparente que se ve en máquinas expendedoras y botellas de refrescos", indicó Carson Meredith, autor principal del trabajo.

El nuevo material mostró una reducción del 67% en la permeabilidad del oxígeno sobre algunas formas de PET, lo que significa que -en teoría- los alimentos podrían mantenerse "más frescos durante más tiempo", en un material que resulta ser flexible, fuerte, transparente y compostable.

"Habíamos estado buscando nanocristales de celulosa durante varios años y explorando formas de mejorar los que se usan en envases de alimentos, debido a la gran oportunidad de mercado para los envases renovables y su importancia a medida que la población continúa creciendo", puntualizó Meredith. Con este tipo de desarrollos, se espera combatir el exceso de plástico en las costas.

Desde que la tierra existe ha sido bombardeada por poderosos rayos cósmicos de origen extragaláctico y de increíbles energías, por cierto muy superiores a la desarrollada por cualquier ingenio humano. La exacta procedencia de estos rayos cósmicos y el objeto que los crea nunca habían podido ser determinados, hasta hoy.

El pasado 12 de julio dos publicaciones en la revista Science dan cuanta de este gran logro, el cual es fruto de la colaboración de investigadores asociados a telescopios y observatorios ubicados en la tierra y en el espacio, pero donde el rol principal se lo lleva un gigantesco detector de neutrinos ubicado en la Antártida denominado IceCube.

Los rayos cósmicos son partículas subatómicas muy energéticas, principalmente protones, que golpean constantemente nuestra atmósfera procedentes desde el espacio. La energía de los protones de estos rayos cósmicos excede por mucho a la energía de los protones que la maquina más poderosa creada en la Tierra puede generar, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC).

El LHC es un inmenso acelerador de partículas que acelera protones para luego hacerlos chocar frente a frente a altísimas energías. Sin embargo la energía de estos protones palidece al compararla con la energía de los protones de los rayos cósmicos la cual es 40 millones de veces mayor que la energía de los protones en el LHC.

¿Qué descomunal objeto astronómico es capaz de acelerar a los protones a esas energías? ¿Dónde están ubicados estos objetos? Estas son algunas de las preguntas que la existencia de los rayos cósmicos nos plantea. Debido a que los rayos cósmicos son partículas con carga eléctrica, sus caminos no pueden rastrearse directamente a sus fuentes debido a los campos magnéticos que llenan el espacio y que desvían sus trayectorias. Pero las fuentes de los rayos cósmicos también emiten otro tipo muy particular de partícula elemental denominada neutrino.

Los neutrinos son partículas subatómicas que no poseen carga eléctrica y además rara vez interactúan con la materia, por lo cual los neutrinos viajan casi sin perturbarse desde sus fuentes hasta la tierra otorgando la posibilidad de localizar dichas fuentes.

Sin embargo observar a un neutrino no es tarea fácil y es necesario contar con un detector de gran tamaño. El IceCube es el más grande en la actualidad. Está ubicado en la Antártida y sus más de 5000 sensores están localizados 1400 metros bajo la superficie ocupando un volumen de 1Km cúbico de hielo antártico como parte del detector. Estos aparatos lograron observar el pasado 22 de septiembre el paso de un neutrino procedente de una fuente de rayos cósmicos y localizar su ubicación.

Respecto a la fuente de rayos cósmicos detectada, no podría haber sido más espectacular, es un objeto denominado "blazar", esto es una galaxia elíptica gigante con un enorme agujero negro que gira rápidamente en su núcleo. Este blazar, nombrado TXS 056+056, está a unos 4 mil millones de años luz de la Tierra y durante el evento del 22 de septiembre recibimos desde él millones de neutrinos. Solo uno de estos neutrinos activo los instrumentos del IceCube generando esta noticia. Esto es un hecho histórico no sólo por ser la primera localización de una fuente de rayos cósmicos sino también porque es el primer paso para concretar una astronomía basada en la detección de neutrinos.

Departamento

de Física

Facultad de

Ciencias,

U. del Bío-Bío.