De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, realizada por el Ministerio de Salud, el 33,8% de los niños de ocho años tiene sobrepeso y 43,2% presenta obesidad. Esta cifra es alarmante considerando que aquellos que se encuentran en categoría de peso normal representan sólo un 18,4%. Este fenómeno puede explicarse principalmente por dos variables: la práctica de actividad física y la alimentación.

Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes)

El problema es que, al tratarse de una bebida con alto contenido de azúcar, expone a contraer obesidad, caries y complicaciones metabólicas. Debido a ello, se deben implementar estrategias que involucren una acción mancomunada entre la población, gobierno y empresarios para tener posibilidades efectivas en la reducción en el consumo de azúcar en Chile. Si bien gracias a la Reforma Tributaria, se incrementó su impuesto del 13 al 18,9%, están aún entre los alimentos predilectos de los chilenos.

En el mismo sentido, Méndez-Ruiz y otros en el 2015 señalaron que el sobrepeso y la obesidad influyen negativamente en el desarrollo de la motricidad de los niños, incluso desde los cuatro años de edad, perjudicando su condición física, haciéndoles menos hábiles en actividades y juegos que impliquen un despliegue motor. Por ello, es urgente desarrollar una cultura de promoción, en que se aproveche cada ocasión de realizar actividad física, subiendo escaleras, trasladándose activamente y también a través de evitar el consumo de alimentos con azúcar añadida. Esto sería posible si se unieran la familia, los planes educacionales y la comunidad educativa.

académico de Ped. en Ed. Física, USS

Las algas son una importante fuente de financiamiento e identidad gastronómica de la comunidad costera. Por ello, es el foco del programa de Recursos Naturales para la Sustentabilidad de los Biorecursos que está a cargo de un equipo del Cibas liderado por la doctora Carolina Aguirre, química especializada en catálisis enzimática. En ello se está trabajando con la comunidad de Cocholgüe para generar y transferir conocimiento de 4 algas comunes en el Biobío. "El cochayuyo y la chicoria de mar se exportan como alimento a países asiáticos. La luga negra y el huiro negro se ocupan para la extracción de gelatinas o espesantes muy usados en la industria alimenticia, entre otras", comenta.

Para ello están analizando sus componentes químicos en lo nutricional, de contenido de metabolitos secundarios con actividad biológica y de metales con distintos grados de beneficio para las personas. "Esto complementa información existente, pero lo más innovador es la consideración de la variabilidad espacial y estacional de los compuestos en las algas, y la variación entre diferentes tejidos en cada tipo de alga", dice. Así, se busca dar valor agregado a las algas, vislumbrando otras aplicaciones de los componentes bioactivos, como uso en salud o para preparar fertilizantes. "Los estudios están en desarrollo, pero algunos resultados son prometedores. Por ejemplo, se han encontrado extractos que presentan gran capacidad antioxidante y otros incluso propiedades cicatrizantes", detalla.

expertise

Así se gestó desde mediados de 2017 el "Núcleo Científico Tecnológico para el Desarrollo Costero Sustentable", tomando forma y fuerza con la adjudicación de un fondo Mecesup que financia un piloto que se ejecutará por 24 meses en la comuna de Tomé y que se lanzó oficialmente hace dos semanas. El doctor Antonio Brante, profesor titular del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias es el director del Núcleo que reúne a 23 académicos de dicha facultad, de Educación, Ingeniería, Medicina, y Ciencias Económicas y Administrativas, además del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (Cibas), del que es integrante, y el Observatorio de Gestión de Desastres.

Este programa interdisciplinario, como su nombre lo indica, busca contribuir al desarrollo sustentable y también a la gobernanza y resiliencia de la comunidad, a través de la investigación, educación y transferencia de conocimiento y tecnología. Lo primordial, destaca, es que a partir de problemas, necesidades y oportunidades de la comunidad se haga investigación que genere conocimiento que sustente el trabajo e impulse los avances requeridos.

Para lograrlo hay 4 programas: "Recursos naturales para la sustentabilidad de biorecursos", "Gestión de riesgo y resiliencia", "Educación, cultura e identidad local" e "Innovación y emprendimiento para el desarrollo sustentable".

En el piloto lo primero ha sido determinar el modelo de gestión y vinculación con la localidad, además de las mejores formas para evaluar e identificar problemáticas y abordarlas a través de los programas.

PRIMERAS ETAPAS

El doctor Brante aclara que el trabajo comenzó con diálogos con el municipio tomecino en enero, con quienes se firmó un convenio de cooperación que involucra también a colegios municipales de Cocholgüe, Coliumo y Bellavista, con los que también ya están vinculándose. Emprendedores, pescadores y otras agrupaciones sociales de la comuna también son socios estratégicos.

"La primera etapa fue acercamiento y diagnóstico sobre las principales problemáticas, qué hay y qué falta", cuenta. Lo siguiente ha sido pensar en acciones para implementar y responder las problemáticas categorizadas, vislumbrando las oportunidades que surjan o existan y no se han relevado.

EDUCAR

Con el camino que han recorrido, uno de los ejes transversales a las distintas áreas del trabajo y de ciertos desafíos es la identidad, pues los habitantes sienten que hay muchos atributos exclusivos de Tomé de los que no se ha sacado ventaja y tampoco han sido impulsados en las comunidades.

Para abordar este tema la educación, sobre todo a los niños es clave, y también lo es para promover y construir la cultura de desarrollo sustentable.

Además, haciendo confluir la identidad con los recursos naturales y desarrollo sustentable del borde costero, respondiendo objetivos educacionales, Brante destaca que pretenden propiciar la inclusión de la temática en el currículum escolar, ya que muchas veces los contenidos que se abordan no tienen que ver con la realidad local, como pasa al usar de ejemplo al león y la cebra para hablar de ecosistemas y depredación. Esto puede ser atractivo, pero es lejano. "Se pueden incorporar en las mallas curriculares los contenidos con ejemplos propios a una zona, como la interacción de un ave y un pez", añade.

ACOMPAÑAR Y SEGUIR

Propiciar el espacio de encuentro entre grupos intergeneracionales para que busquen una solución en conjunto es algo a lo que también apuesta el Núcleo. En este sentido recalca que si bien quieren aportar concretamente al desarrollo sustentable de Tomé, no se trata de intervenir, mostrar las respuestas y luego irse, sino acompañar y guiar a la comunidad en la búsqueda de soluciones para dejarlos capacitados y empoderados. Así, puedan seguir trabajando y ningún logro, que esperan sean muchos, quede como un recuerdo, sino que ellos mismos alcancen muchos más.

Y como la investigación es base, comenta que "la idea es formalizarla toda la información que estamos recopilando a través de publicaciones o libros, de modo que esta experiencia sea replicable si es exitosa"; y la convicción de que así será y es la primera experiencia de muchas es fuerte. "Nuestra idea es dar continuidad al Núcleo, postular a fondos regionales y extendernos más allá de Tomé. Por eso es tan importante esta primera etapa, porque con este piloto lo que queremos hacer es mostrar que la iniciativa tiene valor en términos de que se pueden abordar problemáticas reales desde la investigación y también avanzar en resolverlos", finaliza.