Poner en palabras el término corrosión es sencillo, pues es una reacción electroquímica que ocurre al unir un metal con el oxígeno y produce un fenómeno oxidativo de degeneración acelerada. No obstante, abordarlo como fenómeno está lejos de ser simple.
Cuando se corroe una pieza metálica, fundamentales para la mayoría de las construcciones y estructuras, ésta se deteriora e incluso puede llegar a destruirse, ya que en el proceso se van perdiendo propiedades mecánicas, lo que se traduce en disminución de la vida útil, deficiencias operativas, impacto ambiental y accidentes que pueden cobrar víctimas humanas, según explica el doctor Manuel Meléndrez, coordinador del Grupo Interdisciplinario de Nanotecnología Aplica (GINA) del Departamento de Ingeniería en Materiales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción.
National Association of Corrosion Engineers
INNOVACIÓN
La idea es lograr un producto que proteja y mantenga la calidad del metal el mayor tiempo posible, pero que además sea innovador, ecoamigable y sustentable, ya que se incluyen nuevos elementos orgánicos en reemplazo de otros que son comunes y nocivos.
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Añade que se han buscado nuevos inhibidores orgánicos de corrosión. "Desarrollamos pinturas con taninos de pino radiata que son antioxidantes, y los mezclamos con nanopartículas de óxido de zinc y óxido de cobre, que tienen propiedades anticorrosivas", precisa Meléndrez.
Sobre el tanino, Felipe Montoya, investigador del GINA, aclara que se obtiene de la corteza del pino, que se considera desecho forestal. En cambio, para la pintura sus propiedades son invaluables y permiten cumplir el objetivo de eliminar el cromato, inhibidor de corrosión muy peligroso para la salud, asociado a efectos cancerígenos.
Agrega que el proyecto también considera tener recubrimientos con la más baja emisión posible de compuestos orgánicos volátiles y el menor o nulo uso de solventes. "Esa es la tendencia mundial, porque gran parte de estos, luego de pintar, se van hacia el ambiente y generan problemas como contaminar el agua o respiratorios", comenta.
Desde allí, dice que la degradación del producto en las superficies no se debe pasar por alto, y es por ello que también han considerado que el recubrimiento genere residuos biodegradables.
EXPOSICIÓN REAL
Montoya y Meléndrez cuentan que las pinturas fueron probadas en laboratorio, exponiéndolas a condiciones corrosivas simuladas, con resultados satisfactorios.
Pero, desde hace dos semanas el proyecto vive su etapa final, pero más relevante, en la prueba a la intemperie en condiciones reales por unos meses. Para ello se inauguró una estación de monitoreo de corrosión por variables atmosféricas y ambientales (como polución) en la Gobernación Marítima de Talcahuano, de la mano de una alianza con Asmar, por la total sintonía con el proyecto, pues tiene la relevante labor de construir, mantener y reparar buques para la Armada de Chile, y están en constante búsqueda de soluciones y productos que satisfagan sus necesidades.
La razón, asevera el capitán de navío Gonzalo Infante, jefe de Inspectoría de Dirección de Ingeniería de Sistemas Navales, es que las naves marítimas se exponen cotidianamente a condiciones muy agresivas. "Las unidades están sometidas a un ambiente salino, que es altamente nocivo y corrosivo. La batalla diaria es pelear contra la oxidación y corrosión de los elementos", precisa.
made in Chile
Por las materias primas que ocupan, los investigadores sostienen que serían productos de bajo costo, pero también las valoran como un puntapié para avanzar en un país donde los insumos y herramientas para construir el camino, en esta materia y en muchas otras, están disponibles. "Hay una gran industria forestal, muchas pintureras y la mayoría de las empresas tiene I+D, pero no en Chile. Siempre los desarrollos, innovaciones o reclamaciones están en el extranjero, pero aquí hay capital, de recursos naturales y humanos, de sobra", finaliza Manuel Meléndrez.