Bullying
El 84% de los entrevistados afirmó haber visto o escuchado sobre algún hecho de acoso o maltrato en su lugar de estudio alguna vez. La cifra se redujo al 41% cuando el periodo se limita al último año. Por otro lado, el 70% reconoció haber sido víctima de una situación de intimidación o maltrato en su establecimiento educacional alguna vez; 19% de quienes se encontraban estudiando en 2016 dijo haber sufrido algún tipo de maltrato ese año.
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Y frente a un fenómeno que se hace cada vez más latente, el desafío está en combatirlo para erradicarlo, pues el impacto y consecuencias que tiene en la integridad física, psíquica y social en quien sufre alguna expresión de violencia es presente y futura, tanto víctimas como victimarios pueden presentar problemas de ansiedad o depresión posteriormente, según contó Dorothy Espelage, doctora en Psicología de Consejería y académica de la Universidad de Florida de Estados Unidos, con dos décadas de estudio en temáticas de violencia y más de 100 artículos y 5 libros a su haber, además de distintos galardones de la Asociación Americana de Psicología.
ESPACIO QUE PROTEGE
Pero más allá de los efectos, la evidencia científica mucho tiene que decir respecto a cómo evitarlos, principalmente por lo que se sabe respecto a la intervención y prevención, arista primordial para la profesional norteamericana, y que abordó en Concepción como expositora de un seminario internacional organizado por la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo.
"Cuando un estudiante es víctima de acoso escolar o agresiones, si el ambiente escolar es positivo o está en una familia que tiene relaciones personales saludables, el efecto que tiene ser víctima de acoso escolar, se minimiza", afirmó, "y si en tu familia todo va excelente y vas a una escuela con un ambiente positivo, la vida es maravillosa", agregó con convicción.
Pero, con ese mismo entusiasmo, se detuvo a recalcar que pese a lo poderoso que puede ser el vínculo familia-escuela, es este último espacio "el que tiene un papel trascendental en proveer espacios seguros para los estudiantes", comentando que creciente es la evidencia que afirma que "podemos reducir el acoso escolar, fortaleciendo climas escolares positivos y la relación profesor-alumno y desarrollando competencias socioemocionales en los niños".
CLIMA Y COMPETENCIAS
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Sobre lo anterior, la doctora Dorothy Espelage, recalcó que "la escuela no sólo actúa como factor protector, sino también reparador. Incluso, puede reparar hechos que pasan en las familias, como la violencia. La escuela no va la va cambiar, es imposible, pero puede promover la resiliencia en los niños".
Esto también deja latente porqué es importante potenciar las "habilidades blandas" en niños y jóvenes. "En las escuelas donde hay programas para trabajar competencias como empatía, resolución de conflictos o regulación emocional, se genera un efecto de reducción del acoso escolar y de mejoramiento del clima escolar", detalló, planteando que es fundamental entrenar a los estudiantes con estas habilidades, pero también a los docentes. "A veces, no tienen esas competencias socioemocionales o no saben cómo fortalecerla a sus alumnos", apuntó.
Lo anterior es relevante porque contó que una variable individual de quienes son víctimas de acoso escolar, es la falta de capacidad de hacerse cargo, enfrentar o manejar este tipo de situaciones. "Eso genera un círculo negativo, porque ser víctimas y tener escasas estrategias de afrontamiento, aumenta la victimización y hace que sea mucho más difícil buscar ayuda. Cuando son violentadas personas que tienen estrategias de afrontamiento, el problema es un hecho circunscrito de agresión y no se transforma en una situación de abuso y maltrato permanente", aclaró para finalizar.