Hace unas semanas, el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, ofreció una conferencia en la sede Concepción de la Universidad San Sebastián (USS). Allí mencionó que el crecimiento económico de Chile tuvo una primera etapa basada en instituciones sólidas, estabilidad macroeconómica y apertura comercial. Esta que ya estaría agotada, obligaría a buscar nuevas fuentes de crecimiento. Y la segunda etapa del proceso tiene como clave un aumento de productividad.

Al respecto, las preguntas que se plantea Javier Irarrázaval Lazcano, académico de Ingeniería Comercial de esa casa de estudios ¿Cómo producir más con menos? ¿Cómo trabajar menos horas para lograr lo mismo?

La Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), principal voz del empresariado nacional, por ejemplo, presentó en abril del año pasado un completo informe sobre cómo aumentar la productividad en Chile, con medidas específicas agrupadas en nueve áreas estratégicas (desarrollo de competencias de capital humano, participación laboral femenina, juvenil y de adulto mayor, simplificación de trámites, innovación, productividad digital, excelencia operacional, energía, infraestructura, y cadena logística). En total, son más de cien medidas en favor de la productividad, que incluyen la aprobación de un marco regulatorio y promoción del teletrabajo, modernización del sistema notarial y registral, promoción de la firma electrónica y la digitalización de documentos, entre otras.

En paralelo, recuerda Javier Irarrázabal, desde julio de 2015 la Comisión Nacional de Productividad, creada por mandato presidencial, está trabajando este tema. Si bien también propone medidas específicas, se ha preocupado del problema en términos generales. Entre sus recomendaciones estructurales se incluyen la creación de una agencia coordinadora que vele por la productividad del país (equivalente a la Productivity Commission, de Australia); la exigencia por ley de un informe de evaluación de impacto productivo para todo proyecto de ley o programa gubernamental, antes de su aprobación como una vez implementado; la implementación de un protocolo de uso y publicación de datos recolectados por diversos organismos públicos, con el fin de realizar mejores políticas públicas.

Así, la productividad inunda la agenda pública y, como evidencia es que en los últimos años instituciones como Clapes UC y la CPC se han abocado de lleno al tema, y una tercera entidad, la Comisión Nacional de Productividad fue creada con el único fin de tratar la productividad a cabalidad. Ello, porque "pensar en la productividad es pensar en el Chile de hoy, pero sobre todo en el de mañana", reflexiona Irarrázabal.

Sin embargo, los resultados de estas medidas suelen verse a mediano y largo plazo, ya que dependen de procesos administrativos y burocráticos que los entraban.

es factor relevante

Ricardo Gouët, presidente de la Cámara de la Producción y del Comercio de Concepción (Cpcc), precisó que tal como sucede en el país, la Región del Biobío necesita avanzar en materia de productividad, una situación que incluso fue abordada en la última entrega del Indice de Percepción Empresarial Regional (Iper), donde el 41% de los encuestados a diciembre de 2016, manifestaron que el fomento a la productividad es un factor relevante para mejorar el crecimiento en la zona.

"Hoy la Región experimenta una transformación de su matriz productiva y por lo mismo es prioritario que tanto las empresas privadas y públicas, lleven a cabo mayores inversiones, incorporando nuevas tecnologías y de este modo puedan adaptarse a la alta competitividad que demandan los mercados internacionales".

Gouët agregó que además de esta inversión, es fundamental que nuestra zona trabaje en potenciar las competencias de las personas, y avance en temas tan relevantes como la flexibilidad laboral y la simplificación de los trámites de los servicios del Estado.