El fuego no sabe de criterio. Cuando el viento lo aviva y el suelo se lo concede, puede avanzar tan rápido que es casi imposible frenar su avance.
Y así, porque todo sumó para desencadenar una tragedia, el fuego corrió desaforado a abrazar lo primero que encontró antes de llegar a la ciudad. La escuela Agua Corta, a 3 kilómetros de la plaza de armas de Hualqui, fue el desenlace de al menos 3 focos de incendio que atacaron simultáneamente a la escuela.
Con el siniestro, al menos 10 niños resultaron damnificados sin un colegio en el que iniciar sus clases en marzo. Pero el protagonista de esta historia es otro.
A Roberto Fuenzalida, que cuidaba la escuela y también viví allí, mientras intentaban aplacar las llamas que ya terminaban de consumirlo todo, unos malhechores le arrebataron la única esperanza que tenía de salvar la escuela o al menos un poco de ropa o una taza para poder servirse un café a medianoche.
"El fuego llegó rapidito hasta acá. Con una manguera estábamos tirando el agua para apagar el fuego, pero de repente se nos cortó el agua. Cuando fuimos a ver por qué se nos había cortado, nos dimos cuenta de que nos había robado la motobomba que teníamos en el estero para surtirnos de agua", contó el cuidador.
Según su versión, habían Bomberos en el lugar, sin embargo, dice que priorizaron otras propiedades que estaban cerca de la escuela. Entre ellas, una casona que estaban construyendo un poco más arriba en el cerro y un conocido centro de eventos, un kilómetro antes de la casa del cuidador.
"Si no es porque la policía nos sacó del lugar porque la situación era peligrosa, nosotros habríamos seguido intentando extinguir el fuego", contó.
Será por el shock o porque de verdad es optimista, pero el hombre, a pesar de la tragedia, está de buen ánimo. "Lo material se recupera, lo importante es que no hay pérdidas humanas", dice. A ratos bromea con que ahora va a tener que dormir en su nueva mansión, su auto. Casi tuvo la posibilidad de elegir en qué mansión dormir, pero el fuego consumió la camioneta y el otro auto que tenía.
La noche la iba a pasar donde un amigo más cerca del casco urbano, sin embargo el amor por sus animales fue más fuerte y volvió al lugar a la espera de que aparezcan los tres perros que le faltan.
AYUDA DE VOLUNTARIOS
Durante todo el día, gente de distintos lugares se le acerca para ofrecerle un vaso de agua o un plato de comida, eso sí, critica que la gente de su comuna no ha sido la que más ayuda le ha prestado. "Aquí la gente no es solidaria, los que vienen son gente de afuera, de Talcahuano, Concepción, de otros lados, pero nadie de este sector", denunció.
Quienes también lo ayudaron, fue un grupo de jóvenes voluntarios que se ofrecieron para remover los escombros que dejó el incendio. El mismo grupo ayudó durante la tarde de ayer a varias propiedades del sector realizando limpiezas y creando fajas cortafuegos para reducir la posibilidad de que el fuego llegue a las viviendas.
El cuidador de la escuela confirmó que las autoridades locales ya se acercaron a conversar con él, sin embargo el municipio de Hualqui está a la espera de terminar de realizar el catastro de personas afectadas para definir qué acciones se van a llevar a cabo, lo que concluirá una vez que se logren controlar todos los focos y se dé por terminada la situación de emergencia de la comuna.
De momento, lo único cierto es que Roberto deberá esperar a que se realicen por peritajes correspondientes a los restos del colegio y su casa para que pueda operar el seguro comprometido. Según sus cálculos, la inspección podría ser el próximo lunes.