"Hay que generar culturas de liderazgo más horizontales"
La felicidad es un estado en el que todos anhelan vivir, pero que muchas veces parece difícil de alcanzar, pues está íntimamente relacionado con las situaciones cotidianas y las condiciones en las que se deben enfrentar.
El ámbito laboral es uno de los determinantes a la hora de medir los índices de bienestar en las personas, pero también de promoverlo, pues afecta directamente en el desempeño de los trabajadores y eso tiene un impacto que va mucho más allá del beneficio individual.
Ese aspecto fue relevado por el psicólogo José Antonio Cousiño, máster en Psicología Positiva, quien aseguró que "la felicidad es un buen negocio para todos. Para las personas, porque se sienten bien, están satisfechas con su vida y son más productivas. Para las organizaciones, porque crecen, contribuyen y cumplen mejor su función de satisfacer las necesidades de otros seres humanos para que todos podamos desarrollarnos. Y eso le hace bien el país".
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Cousiño contó que este estudio no sólo permitió visualizar la realidad de los trabajadores en el país, donde las cosas que se están haciendo mal se saben, sino que indagar en los factores que impulsan la felicidad de quienes se identifican como plenos en sus trabajos; temática que abordó en un conversatorio organizado por el Magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo de Concepción.
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Fueron 1.312 los encuestados, en una muestra que incluyó sólo a trabajadores de un empleo formal, donde un 59% dijo sentirse feliz con su ocupación.
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"Lo primero que moviliza la felicidad son los buenos vínculos: la relación que tengo con mi equipo, cuánto las aprecio, y también cómo son las relaciones entre los distintos equipos de trabajo. También es importante que el trato sea justo y eso quiere decir que paguen de manera adecuada, porque hay gente que no gana mucha plata, pero sienten que tienen un sueldo justo. En este aspecto también es clave el equilibrio que hay entre el tiempo que le dedican al trabajo y a la vida personal", explicó el psicólogo.
Agregó que estar en un trabajo empoderante, "significa que por un lado el jefe empodera al dar espacio al trabajador para que tenga control sobre su quehacer laboral, y por otro lado, la persona está haciendo algo en lo que es buena y le gusta: sólo el 4% de la gente que es feliz en sus trabajos no hace aquello que más le gusta hacer, el 96% sí".
Desde allí, planteó que contrario a lo que se piensa, el mejor trabajo no es aquel en el que no se hace nada, pues eso es más bien frustrante para los trabajadores; es estar en un puesto que plantee desafíos, donde puedan ser creativos y desarrollar todas sus habilidades y talentos lo que hace feliz a las personas.
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CAMBIAR LA LÓGICA
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Es por eso que más allá de esta responsabilidad compartida, los resultados del estudio plantean diversos desafíos, los que surgen desde los mismos impulsores de la felicidad y que apuntan a cambiar ciertos paradigmas, opinó.
"Si los buenos vínculos inciden en la satisfacción de los chilenos en el trabajo, hay que preocuparse de generar condiciones para que la gente celebre, se junte, se cohesione. Pasa mucho que la persona que se toma cafés con todo el mundo, que se pasea de un lado a otro en la oficina, es súper castigado porque no trabaja; sin embargo, esa persona está polinizando y generando vínculos", manifestó.
En ese sentido, uno de sus llamados fue a favorecer la integración, instancias donde las personas puedan compartir sus avances y logros, como las reuniones periódicas, no sólo entre los integrantes de los mismos equipos, sino que entre las distintas áreas que compongan la compañía, pues contribuye a fortalecer vínculos, empodera al trabajador y genera más eficiencia.
"También hay que avanzar como país en el tema salarial, Chile paga muy poco y todo el mundo lo sabe, no lo vamos a resolver de un día para otro, pero tenemos que seguir luchando. Para eso también es necesario fortalecer el apoyo del Estado, que es muy débil, y tenemos que preocuparnos de que ese sueldo sea posible para trabajar en la productividad, ya que trabajar en felicidad es trabajar en productividad".
En cuanto al empoderamiento, mencionó que la tarea es "generar culturas de liderazgo que sean más horizontales". "Hay un proceso de cambiar la lógica y dar espacio a la gente para que use su poder, sus recursos; porque la pega del jefe no es mandar, es ayudar a las personas para que den lo mejor de sí, porque cuando mando le quito toda la autonomía a la persona y es en su autonomía y en el descubrimiento de sus competencias y habilidades, precisamente donde está su mayor contribución. No es lo que yo como jefe creo que puede hacer bien, sino lo que él sabe que puede hacer mejor", concluyó.