Formación determina el éxito laboral de mujeres ejecutivas
De la participación de la mujer en el mercado laboral chileno hay dos cosas claras. Ambas desalentadoras: pocas de ellas llegan a altos cargos y los sueldos son menores que los de los hombres.
Mientras algunos sostienen que entre mujeres y hombres existen características que los diferencian, otros defiende lo contrario. Un punto de conciliación es el plantea la decana de la Facultad de Psicología Universidad del Desarrollo, Teresita Serrano, experta en temas de mujer y trabajo.
"En el desempeño femenino es importante derribar ciertos mitos, porque desde siempre se ha intentado hacer la diferencia con los hombres y la verdad es que depende más de sus características de personalidad, historia, aprendizaje o educación -entre otros-, más que sólo del género", afirmó.
Donde sí se podrían identificar diferencias es en la forma de llevar adelante el liderazgo, ya que en el caso de las mujeres tiende a ser más horizontales, les interesa el trabajo en equipo, establecen buenas redes hacia adentro (con los grupos de trabajo), y generalmente buscan que la toma de decisiones sea consensuada, logrando aprobación, mirada y apoyo del equipo.
coach
"Eso sí, la profesión que se ejerza influye en gran medida. En algunas, como en ingeniería, el liderazgo entre mujer y hombre no se diferencia mucho, dado que ellas 'masculinizan' su trabajo, son más eficientes, más orientadas a los resultados, porque el trabajo requiere de ese tipo de actitud", sostuvo Serrano.
Nivelar diferencias
Respecto de la manera de desenvolverse en sus trabajos, la psicóloga explicó que las crisis son los momentos en que las mujeres muestran ciertos problemas.
"Cuando se deben tomar decisiones verticales, ellas tendrían más dificultad o serían más lentas", indicó.
Lo anterior quedó demostrado en el último estudio realizado por Insigni Leadership Consulting de Mandomedio, que investiga las principales diferencias entre las competencias laborales que existen entre hombres y mujeres ejecutivos, y reveló que las profesionales bajan su desempeño en diversas áreas cuando están bajo presión.
Aunque en el sondeo las ejecutivas destacan en un mayor número de competencias que sus pares masculinos, el desempeño bajo presión disminuye y los hombres son mejor evaluados por su buen manejo en situaciones de alto estrés. En estas situaciones los hombres son más asertivos, más autoritarios, más calmados y más planificados, aunque las mujeres sí son más reactivas y positivas que ellos.
La empatía, empoderamiento, impacto e influencia, liderazgo, orientación al logro y planificación, serían, en términos generales, algunos de los aspectos fuertes de las mujeres, teniendo como puntos bajos la toma de decisiones y visión estratégica.
Teresita Serrano afirmó que hay un efecto "entrenamiento" que es necesario de considerar.
"Si se invierte en formación ellas aprenden rápido, nivelando todas esas diferencias. Esto quiere decir que el éxito en su trabajo tiene más que ver con la formación educacional que con la personalidad o características propias del género", argumentó.
Encrucijada
Las actuales dinámicas se pueden entender por las diferencias generacionales. A diferencias de las mujeres mayores, las más jóvenes tienen una visión clara sobre los proyectos de vida, equilibrando de mejor manera el mundo laboral con la maternidad y el hogar. Los hombres, en tanto, reconocen que esas son las condiciones para formar familia.
"En este grupo se entiende que el balance de los roles entre mujer y hombre, equilibrando las tareas, formando un proyecto conjunto en que ambos tienen la posibilidad de desarrollarse", agregó.
No obstante, una de las cosas que actúan en contra son las creencias de las mujeres. Según explicó la académica de la UDD, las mujeres siguen teniendo la convicción de que ellas son las principales encargadas del hogar. "Es algo muy internalizado, ellas mismas se ponen ese peso. Además está la creencia de que tiene que ser perfecto, entonces además de pretender hacerse cargo de todo, se exigen que sea impecable".
En este punto, las profesionales se encuentran en una encrucijada que las obliga a tomar decisiones como no tener hijos o dejar de trabajar.
Lo anterior implica que en vez de tomar decisiones de conciliación, se deba tomar uno u otro camino: no tener hijos y dedicarse al trabajo, o dedicarse al trabajo pero no poder aspirar a puestos de mayor responsabilidad, "porque no se entiende que ambas labores puedan hacerse en conjunto y los cargos de mayor responsabilidad no se ven compatibles con la maternidad ".
"Se supone que entre más equilibrado estén los puestos, se logran liderazgo complementarios. Está comprobado que la integración de la mujer en el mundo laboral con la posibilidad de participar en los distintos niveles está relacionado con el desarrollo del país", planteó la psicóloga.