En 1992 la Organización Mundial de la Salud definió la homosexualidad como una variación más de la sexualidad humana, dejando así de ser considerada como enfermedad. Esto, sin embargo, no logró facilitar la situación que millones de personas viven, quienes, dada su orientación, han debido ser permanentes víctimas de actos discriminatorios.
En frente a este panorama que la educación puede convertirse una de las armas más fuertes para que el respeto triunfe por sobre los prejuicios.
Se trata de un trabajo que debe desarrollarse con responsabilidad, ya que, tal como afirmó Jessica Ruiz, psicóloga Movilh, la educación en contexto es altamente relevante, "ya que difícilmente se podrá comprender la realidad de los variados sectores sociales si son interpretadas y analizadas desde la propia mirada".
Para lo anterior existen algunos factores relevantes, siendo uno de ellos la empatía, que según afirmó la profesional "sólo poniéndonos en el zapato del otro podemos comprender sin prejuicios realidades que, a primera vista, nos pueden parecer ajenas".
En relación al anterior punto, la especialista manifestó que una educación promotora del respeto debe estar anclada en una visión integral de los derechos humanos.
"Si entendemos que todos debemos tener los mismos derechos, se dará un paso grande hacia una educación de calidad", afirmó.
EFECTOS EN EL GRUPO SOCIAL
En medio del debate e intercambio de opiniones, "tolerancia" es la palabra que más suena, aunque, según indicó Ruiz, corresponde a un concepto antiguo, ya en desuso y contrario al respeto.
"Tolerar, es igual a 'soportar', lo que poco ayuda a una buena educación y a un respeto genuino hacia al otro. Respeto e inclusión son justamente los conceptos que han venido a reemplazar al de tolerancia", señaló.
Junto con lo mencionado, la psicóloga afirmó que el respeto, al permitir el intercambio de puntos de vistas y miradas sin ofensas, descalificaciones, rencillas o temores, colabora para que la convivencia se desarrolle en forma pacífica, constructiva y sin violencia.
No obstante, llevar al aula dichos conceptos, enfocados en la diversidad sexual, no siempre es tarea fácil. En Talcahuano, durante la semana pasada se vivió un episodio que dejó en evidencia las dificultades al momento de abordar estas situaciones. En un colegio de dicha comuna, una pareja de adolescentes (13 años) lesbianas debieron enfrentar discriminación y hostigamientos.
-Las personas más jóvenes tienen una visión muy distinta que las más adultas sobre la homosexualidad. Sin duda los jóvenes mayoritariamente están por la inclusión de las personas transexuales, homosexuales o bisexuales. Por tanto, se provoca, salvo excepciones, un efecto boomerang. Lejos de distanciarse más a las personas de otras por su orientación sexual, los intentos por separarlas, generan mayor interés en la diversidad social, así como solidaridad con quienes son marginados.
-Hay que entender que en estas situaciones lo negativo de la reacción de los jóvenes es que la solidaridad, dada la represión, se da en forma oculta, pues se sabe ya que los adultos la miran con malos ojos, lo que lleva a pérdida de confianzas al interior de la comunidad escolar. Por su lado, cuando una autoridad escolar discrimina, pierde credibilidad y validez frente a sus estudiantes, y eso es muy lamentable, pues los adultos en los colegios lejos de ser vistos como "enemigos" deben ser vistos como orientadores.
MÁS EMPATÍA
La calidad de vida de las personas se determina por distintos factores, en los que la salud mental y la estabilidad emocional son de primera relevancia, en especial para lograr un empoderamiento en el ejercicio de los derechos y el desarrollo integrales, por lo que el respeto y la inclusión ayudan fuertemente a la dignidad y el autoestima.
-Sin duda que sí. Aquí es muy importante el rol que juegan los amigos y familiares más jóvenes de las personas mayores. Intercambiar experiencias, opiniones e ideas entre generaciones es clave para que los más adultos avancen a una mayor comprensión de los alcances de la discriminación. Para ello es muy importante internalizar que ningún adulto nació discriminando. Fue educado así, por tanto, todas y todos podemos cambiar.
-Siempre será ofensivo oponerse o estar en contra de características que son naturales en las personas y no una opción, como es la homosexualidad. La orientación sexual no es una ideología, no es una opinión, es un estado natural. Por tanto, cuando se discrepa de dicha orientación sexual lejos de emitirse una opinión o un punto de vista distinto, se está discriminando, considerando a otros "no aceptables", por tener una orientación sexual distinta. Pensar y opinar distinto no es lo mismo que discriminar. A muchas personas les cuesta entender esto, quizás porque falta empatía. Por eso una manera de entenderlo es dar otros ejemplos y hacernos otras preguntas. En este caso, "¿cuál es la manera adecuada de emitir una opinión contra la raza negra sin que ésta resulte ofensiva?". Pues no hay manera de no ser ofensivo o no ser racista por ello. Lo mismo ocurre con la homosexualidad.
-Dejando que los jóvenes y niños expresen su deseos o gustos sin temores, sin el miedo a que pueden ser sancionados por ser diferentes a otros. El debate libre y sano, la empatía, la libertad de expresión y el respeto, son fundamentales para erradicar la discriminación de las aulas. Los docentes en este plano, deben dejar de presuponer que todos sus estudiantes son heterosexuales, deben abrirse a otras posibilidades, generando la confianza en los jóvenes para intercambiar sus experiencias con ellos.