Tras su inauguración el 23 de octubre de 2013, las dudas respecto a la mantención y finalización de los trabajos de paisajismo en torno al Memorial del 27 de febrero, ubicado en la costanera penquista, quedaron bajo grandes dudas. Y más aún hoy, cuando el terreno luce sin accesos a peatones o automóviles, sin barreras de seguridad en el lado junto al río y algunas de sus torres cuentan grandes manchas, provocadas por bombas de pintura roja y amarilla.
Pero, según indicó el director del Serviu, Eloy Grandón, mañana debiera realizarse una reunión entre la Municipalidad de Concepción y el organismo que dirige. 'Nos reuniremos con el equipo municipal para resolver si se colocará reja o no junto al río, quién se encargará de la mantención y quién pondrá los recursos', manifestó Grandón.
El municipio informó al respecto que 'actualmente estamos en el proceso de coordinación para el traspaso del memorial entre el Municipio, Minvu y el Serviu'. Grandón afirmó que el terreno pertenece al municipio y que la mantención está en manos del Serviu.
Cuatro trabajadores en total se encargan de los cuidados del monumento hoy: un guardia y un jardinero de día y dos guardias de noche. Ninguno de ellos cuenta con un lugar destinado a su labor, dónde dejar sus implementos o refugiarse de la lluvia y el frío.
Roberto Rivera es quien cuida el lugar hasta las 20 horas. Llega todas las mañanas en su auto particular, donde se refugia. 'La instrucción para nosotros es que las personas que vengan no pinten, no rayen, no hagan desmanes. No interactuamos con ellos, no hay un compromiso más allá', relató.
Sólo maneja las llaves de una torre, justamente donde se refugian sus colegas nocturnos. La torre se abre y deja ver una pequeña garita. En el fondo, dos carpas y una silla con un hervidor eléctrico. Allí se refugian. 'Vienen muchas personas a finalizar el carrete acá, o incluso vienen parejas. Es incómodo', relata el guardia.
Comparte la jornada con Francisco Rojas, quien está hace más de un año en el lugar, primero construyendo y luego manteniendo la limpieza. 'El 27 de febrero vino una señora a dejar flores', recordó mientras se encargaba, cerca del mediodía, de abrir el resto de las torres. Según indicó, éstas están recepcionadas por el municipio, faltando sólo labores de paisajismo en el entorno.