Cuando su producción de aceite de oliva iba en alza e instalándose en los más diversos mercados nacionales, vino el gran incendio de 2011 que liquidó sus plantaciones de olivos. Hoy esos campos están siendo reemplazados con nuevos cultivos como higueras, paltos y nogales.
Ha sido difícil, pero se sale adelante. Desde el incendio del 1 de enero de 2011 que afectó a parte de las comunas de Florida y Quillón, también llegó a sus huertos. Recién comenzaba a tener números azules después de varios años de trabajo y empeño por sacar adelante un sueño, que ya se levantaba como una realidad tangible.
Contaba entonces con 42 hectáreas de olivos en plena producción destinada a la elaboración de aceite que comenzaba a ganar terreno en los más importantes mercados gourmet del país. Se quemaron 30 de esas hectáreas, la planta elaboradora, bodegas, oficina, máquinas, dos tractores y lo más importante, la casa patronal construida a fines del siglo 18.
"La primera impresión fue de una desazón absoluta y la idea fue vender todo. Después uno se da cuenta que no es tan simple. La gente cree que si se vende se está en una situación crítica y se aprovecha de eso. Nunca hubo una oferta racional", recuerda el médico oncólogo, Mario Fernández, principal socio de Agrícola y Comercial Corr (Agrocorr).
En 2011 sólo hubo intervenciones menores gracias a una ayuda del Ministerio de Agricultura para recuperar la infraestructura de riego. En este punto, Fernández si bien reconoce este apoyo, precisa que en general, no es fácil acudir a apoyos del Estado, porque se cree, erróneamente, que los agricultores de mediano tamaño cuentan con recursos para superar este tipo de dificultades y poder comenzar un nuevo emprendimiento.
La cosecha post terremoto que dañó los sistemas de riego, fue de 120 toneladas de aceitunas. En 2011, la cosecha llegó a 9 toneladas.
En 2012 se tomó la decisión de reorientar el campo. Había una ayuda de la Seremi de Agricultura para predios pequeños y medianos para renovar cultivos. Después de volver a dar vuelta la tierra y recuperados los sistemas de riego, se optó por plantar 4 hectáreas de palto Hass y 7 de nogales que se sumarán a las 12 de olivos que quedaron tras el siniestro. También hay un proyecto, casi experimental, al que se destinó una hectárea de higueras para producir higos para consumo fresco o deshidratado con 14% de humedad, para consumo como producto gourmet.
Y como la decisión de volver a aprovechar la tierra ya estaba a firme, lo que faltaba era hacer más eficiente y productivo el suelo, y surgió como una actividad complementaria iniciar la crianza de ovinos de la raza Suffolk, ovejas de cara negra originaria de Inglaterra, una raza multipropósito, criada principalmente por su carne y muy adaptable a las condiciones del secano interior.
Mario Fernández, precisa que "este proyecto está entrando en su segundo año. Se empezó con 100 vientres y 8 corderos, aunque estas diezmaron por el ataque de una jauría de perros y el plantel se redujo a 70 hembras. Se instalaron cercos eléctricos con energía solar. Hoy, el rebaño suma 168 cabezas, 30 de esos (lechones machos) van por estos días a la feria a la venta.
La meta es llegar a un millón de cabezas en crianza intensiva. Para eso se destinarán 60 hectáreas con sistema de rotación programada, es decir, se sectorizan predios de una hectárea por día para el pastoreo. Se reestructura parte de los sistemas de riego para dedicar parte de él al sistema de riego por aspersión y así ir regando los terrenos que van quedando libres.
Para mejorar estos sistemas se postulará al Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) un programa de mejoramiento de praderas.
"Este proyecto originalmente estaba pensado para desarrollarlo entre las plantaciones de olivos".
Hay grandes y optimistas esperanzas en esta iniciativa, pero también hay una cuota de incertidumbre.
Y es que tras la quiebra de Carnes Ñuble, que contaba con una planta faenadora y un contrato para exportar a Europa la puesta en el mercado de este producto con algo más de valor es difícil. "Hemos pensado en desarrollar nosotros mismos una planta faenadora, pero por ahora es sólo una idea", señala Fernández.
Uno de los por qué la gente no compra carne de cordero en el supermercado y por qué no hay líneas más caras como ocurre con el vacuno es que generalmente no se vende en cortes chicos a lo que se suma un cierto grado de desconfianza respecto de la frescura del producto. Y es que hay un problema de fondo que radica en el hueso del cordero donde se produce primero la afectación bacteriana, lo que no ocurre con la carne de vacuno.
Por ello este médico cree necesario ir hacia una solución innovadora. Podría, por ejemplo, desarrollarse un sistema que permita inyectar ozono a presión al hueso. Este gas presente en el ambiente es bactericida y tiene variados usos en el control sanitario y en la industria hospitalaria en la desinfección de material quirúrgico y de este modo poder abrir el mercado para todos los pequeños y medianos productores de la Región.
En cuanto al aceite de oliva hoy coloca un pequeña porción en el mercado regional a través de la cadena Unimarc, aunque en 2012 se logró producir 2 mil litros comprando aceitunas a pequeños productores vecinos. Este año espera una producción propia de 30 toneladas y comprar otras 70 toneladas a sus vecinos.
"La idea es producir 14 mil litros de aceite. El proyecto original era producir 140 mil litros anuales. Eso no se va a reponer", concluye Mario Fernández.